martes, 8 de julio de 2008

¡ARRIBA LOS POBRES DEL MUNDO!

«¡Arriba los pobres del mundo!». Con ésta consigna anacrónica, huera, con rancios olores soviéticos, se comulgaron al finalizar la eucaristía del 37º Congreso federal del PSOE que ha tenido lugar el pasado fin de semana los feligreses socialistas de toda laya. Semejante sentencia sonaría victoriosa, elocuente, excitante para los socialistas de comienzo del siglo XX, pero es, sin lugar a dudas, –además de un ridículo estentóreo– una manera de arengar a la tropa de pelagatos y ablandahigos que lo presenciaba de lo más sectaria y soberbia posible. Máximas de corte mántrico, sencillas, de escaso rigor intelectual y, ante todo, vacías. Eso es lo que siempre han buscado, como el buitre la carroña, los prebostes de la mal llamada inteligentsia socialista.

Lo llamativo es que sean vertidas por el aparato fonador de una caterva de millonarios de pedigrí, de la corte de afincados en los opulentos chalés adosados de Pozuelo de Alarcón, que gozan de toda una suerte de privilegios y concesiones reservadas para una élite que hace sus Américas a cargo del contribuyente, con nocturnidad, alevosía, premeditación y todos los agravantes posibles. Vamos, que el famoso axioma de la no-agresión de Rothbard puede sonarle a chiste barato a esta cohorte de Beguinas y Dominicos.

Si como escribiera Albert Camus, “es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto”, el puñal que el peor Presidente de la democracia española esconde tras sus seráficas intenciones, al tiempo que se granjea odios africanos entre ajenos y propios, es toda una enseña de las pústulas que puede levantar un Ejecutivo empeñado en tejer nubes de colores. Para toda esta cuadrilla resulta no solo tolerable, sino también aconsejable, el hecho de llamar a la buenaventura de la pobreza. Mientras que miles de personas pierden sus empleos, decrece el nivel de vida y aumentan los problemas sociales, al socialismo sólo se le ocurre ser positivos para capear la crisis y vitorear el voto de pobreza. Para quitarse el sombrero…

Es tal la obsesión del socialismo por jadear una pobreza que ellos mismos generan con sus nefandas políticas económicas que la conciencia marxista se desgarra en la contradicción de abolir la pobreza y adorarla

Para nuestro ayatolá de la moral y el rebose intelectual, es indispensable cerrar el círculo creando una serie de medidas y proyectos encaminados a elevar al hombre moderno al acercamiento a unos valores espirituales que nada tienen que ver con la concepción materialista de los conservadores y liberales. Así, de nada sirve alimentar al hambriento o vestir al desnudo, pues para ello nos dota el Altísimo –entiéndase San Marx– de unos anhelos por colmar una vida interior alejada de la trivialidad y el absurdo trasiego de la vida material.

Sin embargo, es sabido en todo el orbe que este rebaño de nuevos ricos no es que sea precisamente el vivo e inmaculado reflejo de una rigurosa vida ascética ni que se paseen con sus escudillas de mendigos tibetanos por los lujosos pasillos del Congreso.

La Tramoya que nos tratan de meter entre pecho y espalda los tarambanas de la crema izquierdista a fuer de repeticiones respecto a una supuesta superioridad moral que, por definición, es patrimonio irrenunciable del socialismo, roza extremos lancinantes. Así, sentar las bases de que el socialismo parte de una serie de premisas morales e intelectuales mucho más altas que las que pueden representar ciertos liberales, basándose en que sus principales activos son el desarrollo de una vida interior mucho más deliciosa que la ajada vida material de la derecha capitalista, es como pasearse descalzo por el filo de la navaja.

Para el socialismo, por definición, la meta última de su ideario común es la satisfacción de la mayor parte de la sociedad, especialmente las clases más desfavorecidas. Sin embargo, obviar que la vida interior es superior al desarrollo de una vida exterior paralela, no sólo choca, sino que contradice sus propias teorías. Cuando el liberalismo, en su modestia, se preocupa por las cuestiones materiales que, en última estancia, son aquellas que permiten el desarrollo de una feliz vida interior carente de tribulaciones mundanas como el hambre, el desamparo, la insalubridad, el paro y toda una serie de problemas que, en caso de padecerlos, colocan al individuo en una posición de máxima susceptibilidad respecto al dolor, no hace más que admitir tácitamente que la vida material no da la felicidad, pero sí evita el dolor. No es tanto como garantizar una suerte paraíso en la tierra como prometen los utópicos poseedores del complejo de Fourier, pero, a decir verdad, es mucho más reconfortante saber que se crean las condiciones para una vida material que permita una comodidad que el socialismo siempre ha negado, al tiempo que hacía promesas imposibles. Recordemos que el viejo Trotsky aseguraba que en la sociedad socialista, «el hombre medio llegará a igualarse a un Aristóteles, un Goethe o un Marx. Y, por encima de tales cumbres, se alzarán otras aún mayores».

Lo cierto es que para Zapatero, claro ejemplo del tocado por el complejo de Fourier, ésta es la ruta de navegación a seguir, esperando conseguir idénticos resultados, pero con Saramagos supliendo a los Goethes. Literatura y nada más, la que le permite salir de naja respecto a los verdaderos problemas humanos que lastran la existencia de millones de personas.

En palabras de Montesquieu, una injusticia hecha a uno solo es una amenaza para todos, admitir la primera injusticia es abrir la puerta a todas las que les siguen. Injusticia es a fin de cuentas la que genera un Gobierno que, creyendo estar agasajado y tocado por el índice de Dios como en el fresco de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, consigue siempre resultados totalmente opuestos a los que de partida buscaba. Un Gobierno furibundo, alcanzado por el pecado de la vanidad e hipnotizado con grandes ilusiones que en ilusiones se quedan. No olvidemos así que, según Freud, la ilusión es una especie de consolación que se caracteriza por su inmunidad ante el ataque de la lógica y la realidad. ¡Qué puntería! Sabias pinceladas que describen la psicología de un personaje –Zapatero– llamado a extender su particular neurosis y esencia de Peter Pan al resto de la sociedad, ignorando que ésta, en su insobornable llaneza, sí se conforma con tener la nevera llena, un trabajo y las cuentas claras. Lo demás, ya es cada cosa de cada cual, ¡carajo!

Que se cree, como la jota de La Dolores, grande como el mismo Sol

EL BALANCE INVISIBLE

Que un personaje de farragosa torpeza, todo un zote en lides económicas, efigie de la amoralidad y la petulancia más supina, diga que la crisis es una cuestión opinable y que los actuales problemas que atraviesa el país son obra de la maledicencia del capitalismo, es el mayor acto de iniquidad que puede cometer un gobernante para con sus ciudadanos.

El manido discurso victimista en el que se encastilla toda esta pléyade de socialistas de escaso fuste, posee tan poco peso intelectual que no puede hacer otra cosa sino ofender. Así, existe un grueso de la población que, más por confusión que por ignorancia, le acaricia el lomo al Gobierno, le ríe la gracia, lo toma en serio, deglute y digiere sus peroratas a fin de correr una suerte de desdoblamiento inducido y casar con el discurso político de moda. Voila, así nos encontramos con el perfecto cuadro clínico de propaganda progresista, oriflama de la “ciencia socialista” de la que hablaba Lenin.

En este orden de cosas, si usted conversa con alguien de profundas convicciones socialistas, se escapará por los cerros de Úbeda, dirá que la culpa es única y exclusivamente del petróleo, de las políticas neoconservadoras, que la crisis es internacional, e incluso se mostrará benevolente con el pobre Zapatero, que sin comerlo ni beberlo…menuda la que le está lloviendo.

Si el mismo discurso se encuadra en un marco más descolorido, con alguien más apolítico, éste zanjará el asunto señalando a la crisis internacional, la burbuja inmobiliaria y ¡ale!, a echar tierra de por medio.

Por el contrario, si miramos el problema críticamente, avizorando todas las esquinas, buscando las huellas como un zahorí, nos toparemos de golpe con un círculo de fluctuaciones y complejidades mucho más amplio de lo que nos venden desde los altavoces monclovitas. Y gran parte de ello, claro está, prendido por la llama del Gobierno.

El tema del petróleo tiene su punto de verdad: obviamente, los 150 dólares del barril no los define Zapatero en un conato de Octavio Augusto. Ya quisiera tanto poder el Iluminado…

De lo que sí es responsable directo Zapatero, sin embargo, es que los hidrocarburos representen el 82% de nuestro consumo energético total, al tiempo que toda la potencia energética instalada durante su legislatura haya sido de ciclos combinados de gas (90%) y de energías renovables fuertemente subvencionadas (10%), cuyo coste de generación multiplica por ocho el de las centrales nucleares en funcionamiento y por tres las de nueva construcción.

A ello le sumamos una política que ha impedido la creación y modernización de refinerías, por lo que tenemos un sistema de refino de petróleo totalmente insuficiente para nuestras necesidades, y además el más obsoleto de toda la UE-15, lo que nos lleva a un déficit tan gigantesco de gasóleos, que tenemos que importar anualmente más de 15 millones de toneladas, casi el 50% del total. Por no hablar de la política antinuclear: mucho señalar al petróleo por su tendencia al alza y la repercusión que tiene como fuerza centrifugadora sobre resto de la economía, pero ahora bien, a la energía nuclear, ni mirarla. No será este Zapatero remendón quien tire del hilo de Ariadna...

Tenemos así identificado buena parte del problema –el energético–, pero por desgracia, el exceso de intervencionismo y el afán de un Gobierno obnubilado, con más literatura que convicciones, empecinado por controlar todos los resortes de la economía, genera más problemas de los previstos. Es lo que Von Mises denominó la dinámica del intervencionismo. El Gobierno carece de la información subyacente que se desprende de la intervención primera, por lo que todo lo que suceda en consecuencia será igualmente una nueva obstrucción al proceso de libre mercado y, por tanto, respeto a la libre voluntad de los individuos que deciden cómo acceder a la conquista de sus anhelos. Cada intervención necesitará de una nueva que cubra los efectos de la anterior. Todo ello, por tanto, no hará más que distorsionar las señales del mercado. Así, ¿cómo es posible que suban los salarios y baje la capacidad de compra de los ciudadanos?

La razón de todo este embrollo se halla ligado a lo que acabamos de comentar. Se han eliminado lo que en el mercado se denominan estabilizadores automáticos: si baja la actividad, baja la capacidad de compra de la gente y, por tanto, como puedo pagar menos, bajan los precios. Pero si, por ejemplo, como Gobierno limito la productividad, subvencionando ciertos sectores como ocurre con los transportistas, además no permito que las compañías aéreas puedan transportar libremente las mercancías porque metemos la competencia de Renfe, que es una empresa pública; que además subvencionamos los precios del AVE para fastidiarles y no puedan transportar libremente…el cuadro resultante será un mapa de alteraciones como el expuesto antes con la dinámica del intervencionismo.

El resultado es bien sencillo. Nos encontraremos con un mapa de señales totalmente alterado, artificial, por el que Gobierno navega sin rumbo, con la única pretensión de abarcar un radio de acción que lo sobrepasa. Es lo que ocurre cuando el “yo colectivo”, representado por el Estado -en su más pura esencia rousseauniana-, y desde su altura, trata de coordinar mecánicamente las vidas de millones de individuos, olvidando que sus principios, sus ejes de ordenadas y coordenadas, se hayan ligados a su propia subjetividad y, por tanto, libertad. Es por ello por lo que no se puede cuantificar objetivamente la cantidad de anhelos que el Estado puede satisfacer arbitrariamente. El Estado siempre tenderá a determinar equivocadamente que su sabiduría está por encima de la del mercado (entiéndase: individuos). Pero como señalara Milton Friedman: el Gobierno nunca aprende; aprende la gente.

Llegando más lejos, podemos determinar que buena parte del problema se basa en que toda intervención cuesta di-ne-ro. Un dinero que, obviamente, ha tenido que ser extraído con anterioridad mediante unas políticas fiscales llamadas a limitar la cantidad de bienes económicos que puede tener un individuo en pro de igualar al resto de ciudadanos. Olvidamos así que la espada corta en ambos sentidos; por ello, la igualdad siempre tirará a la baja éstos bienes por su propia naturaleza, nunca al alza, por perogrullada al cubo. En palabras de Thomas Sowell: “Hoy en día, los "progresistas" quieren extender aún más el control político a los ingresos. Lo llaman "justicia social" pero también podríamos llamarlo Rumpelstiltskin y seguiría significando que los políticos decidan cuánto dinero nos permiten tener a cada uno de nosotros”.

Pero esto siempre será como alimentar la caldera de la locomotora de un tren de vapor con la madera de los vagones. Mientras más bienes se sustraigan vía impuestos para cumplir unos objetivos sociales, más demanda habrá por una parte de la población que, desigual pero no necesitada, los reclamará también, creando así una espiral por la que cada vez se requerirá detraer más impuestos. Lo social, entendámonos, es una boca imposible de saciar.

Así, a la luz de los hechos, los resultados visibles del exceso de intervencionismo de la política de Zapatero son significativos. Somos el único país de la OCDE donde en los últimos años ha descendido el poder adquisitivo de los salarios, mientras que en el resto ha crecido; ha pasado del puesto 23 del Global Competitiveness Index que alcanzó en 2003 al puesto 29 en 2007; nos encontramos en caída libre en cuanto al Índice de Libertad Económica; unas subidas del coste fiscal que pagan las compañías por sus trabajadores alcanzando con Zp su cota más alta: el 39,1% de lo que retribuyen por sus empleados acaba en manos de Hacienda, lo que supone cerca de 2 euros de cada 5; la participación de los salarios en el PIB más baja de toda la Unión Europea; unos resultados en el informe Doing Business del Banco Mundial por los que España ha pasado del puesto 108 al 118 en el ranking que establece la facilidad de abrir un negocio…Todo ello, por un gobierno que presume de socialista y que, obviamente, reniega de su naturaleza de vitola intervencionista jurando y perjurando mientras se da golpes en el pecho.

El resultado final, por encima de valoraciones e informes, será mucho más diáfano: disminución del dinero que tenemos en el bolsillo y paro, mucho paro. Pero claro, para eso siempre está la estadística del INE -recordemos que su propio nombre indica que viene de Estado, por lo que nunca tenderá a dar datos fehacientes-. Así, el Ministerio de Trabajo, manipulando con chabacana desvergüenza y nefanda alevosía, cifró en 15.000 el número de nuevos parados en el mes de Mayo, mientras que el Ministerio de Economía lo amplió hasta 91.400, la peor cifra en 70 años. –qui prodest?- Huelga señalar en cuanto al INE, el dedazo de Zapatero respecto a Jaume García, nuevo Presidente, a fin de trucar los coeficientes de reparto de impuestos de cara a la aprobación del Estatut. Entre las fechorías de su tramoya se encuentra, además, la de cambiar los datos de crecimiento interanual de la construcción, cambiando el -5% al 1,3%.

La manipulación de este Gobierno llega a ser tan flagrante que, aun contando con datos de multitud de estudios independientes que auguraban nuevos tiempos de vacas flacas, se saca de la chistera unos datos de crecimiento totalmente virtuales, unas cifras de producción, generación de empleo y previsiones cargadas de falsedades. Por no hablar de los índices de inflación reflejados posteriormente en Eurostat. Ni un solo analista de este país la dio por buena; pero ocurre que Eurostat repite las cifras que le da cada país sin comprobar nada, y menos cuando el maestro de orquesta de Eurostat es Almunia.

Aun así, no contentos con ello, a contrapelo, determinan los Presupuestos Generales del Estado con la ridícula estimación de 71 dólares el barril, aun a sabiendas de su escalada. Nos hallamos por tanto ante un mapa de terrorismo intelectual. Mientras que un juez siempre podrá condenar a un medio por difundir información falsa, o a un individuo por robar, el Gobierno siempre podrá correr una suerte de Todopoderoso y llenarse la boca de falsedades mientras llena sus alforjas coactivamente. Ver para creer…

Con este panorama, a Zapatero no le duelen prendas para no seguir con su astracanada prometiendo y regalando a troche y moche. Ya sabemos: nadie promete tanto como aquél que sabe que nada va a cumplir, como sabiamente escribiera Quevedo

martes, 24 de junio de 2008

LA NOMENKLATURA ANDALUZA

Andalucía, nido de políticos de noble cuna, madriguera del oscurantismo administrativo, pagoda del caciquismo más ramplón. Atrás queda la Andalucía del labrador y no tan nueva se nos presenta esta otra donde el político es dueño y señor del suelo que pisa. El virreinato de Chaves y su cohorte de palafreneros enseñoreados brilla como moneda de nuevo cuño no por la probidad de sus próceres, sino más bien por el desvalijamiento de sus arcas.

Para esta lechigada de marqueses sin tierra –pero con barra libre a cargo del contribuyente- esquilmar las no muy abundantes cuentas de la Administración se ha convertido en juego irresponsable de niños. De igual que el botarate en su candidez comete la torpe transgresión de mostrar los nidos del árbol a sus compañeros, para estos adoradores del mimetismo –y nepotismo- el acabar con las cuentas públicas tenedor en ristre se ha convertido en el boca a boca, en el perejil de la salsa, en proceder indispensable para ser un político de pata negra.

En este nuevo escándalo que ha salido a la luz, los consejeros Francisco Cervantes, Cristina Cruces, María Luisa Pérez, Mercedes de Pablo y Carmen Morillo, en una buena muestra de nefanda opulencia, dejan 7.000 euros en dietas por comidas que ahora reclaman los restaurantes como suyos. Señalemos también que dichos consejeros gastaron el pasado año 23.787 euros en comidas que aún no han sido convenientemente acreditadas y que, por estar fuera de horario laboral –como se deduce de los documentos no justificados- obedecerían a cenas y saraos que tanto gustan a los progresistas de Ossetra, siempre –claro está- sin soltar un ochavo de su salario.

Es tal el boato en el que se bañan estos consejeros que, además, acumulan un gasto de 17.932 euros por la utilización de vehículos oficiales para el desplazamiento desde sus domicilios.

Adoran tanto el peculio y la buena vida estos caballeros que dicen defender la redistribución de la riqueza, llenan sus bocas de flores dando la batalla por el obrero y acusan a sus adversarios políticos de Señoritos, que cuando uno ve escándalos de esta ralea, se ve obligado a recordar –por e-jem-plo- que la primera medida que tomó Aznar cuando llegó al dosel de Castilla y León, fue quitarle la Visa Oro a todos y cada uno de los consejeros. Predicar con el ejemplo, como bien señalaba en un artículo anterior.

Pero ahora, que nadie presuma de arrojo y atrevimiento para criticar a estos jaraneros socialistas estandartes de la nueva Nomenklatura que, por pura necesidad, precisan de onerosas mariscadas, cochinillo regado con grandes vinos de crianza y sabe el Altísimo qué más. No nos llamemos a engaño: forma parte del negocio de la manida desigualdad que, paradojas de la vida, ellos fomentan por encima del resto de los mortales.

Y claro está, nos tocará casar con sus tropelías…

Estamos como en el célebre concurso televisivo imaginado por Les Luthiers: "El que piensa... ¡pierde!"

lunes, 23 de junio de 2008

EL ERROR DE LA REDISTRIBUCIÓN

Escucho la siguiente sentencia en el capítulo “Creados iguales”, de la serie Libertad para elegir, obra hercúlea del Profesor Friedman. En él se discute la igualdad de oportunidades respecto a la igualdad de resultados, así como los mecanismos centrales del Gobierno empleados para su consecución: redistribución de la renta y recortes de la libertad individual.

"No es malo que hagamos algo a través del Gobierno respecto a los necesitados, aunque hay una distinción fundamental entre aliviar la necesidad y hacer algo respecto de la desigualdad. Yo no veo ninguna justificación para cortar todos los árboles altos a fin de que ningún árbol del bosque sea más alto que otro".

jueves, 19 de junio de 2008

PREDICANDO CON EL EJEMPLO

Es algo que se mantiene inmóvil, que flota, al igual que una mancha de aceite en un vaso de agua, sobre el ideario común, el inconsciente colectivo de los ciudadanos: que todos los políticos –los unos y los otros- son anverso y reverso de la misma moneda; ¡todos unos chorizos! –que dirían en cualquier cafetería de barrio-.

Sin embargo, aun de cuando en cuando, aparecen pequeños titileos de honestidad y ética, macerados con grandes dosis de ideología, algo que se halla bajo déficit por estos pagos.

Hablo de la medida tomada por Esperanza Aguirre de congelar su salario, el de todo su Gobierno y el de todos los altos cargos de la Comunidad de Madrid, como medida de austeridad ante la situación económica actual. Semejante medida profiláctica convierte a Aguirre –la denostada Presidenta-Marquesa ultraliberal- en la primera Presidenta regional que adopta una medida de estas características, a fin de atar los cabos sueltos que serpentean por el terreno público en plena crisis económica.

Así, Esperanza Aguirre correrá una suerte de vaca nodriza que amamantará –ética y moralmente- al resto de políticos de nuestro país. Algo tendrán los liberales que les permite distanciarse moralmente de sus enemigos con acciones ejemplares.; sí, algo tendrá el agua cuando la bendicen…

No obstante, dudo mucho que esto suene a música celestial a los mojigatos de la Generalitat, por ejemplo. ¿Por qué será?

CHAPEAU!


Leo la siguiente catilinaria al cabo de los días, pero con especial regusto dulce. Se llama verdad lancinante; se llama incorrección política; se llama ir al grano, meter el dedo en la llaga hasta la tercera falange. Lo leí de una anónima en el blog del economista Martí Saballs, a propósito de la extinguida huelga de guerrillas. Dentro de las formas que llega a aplicar en su exposición -algo exacerbadas- rezuma cierta simpatía, no obstante:

Para los "camioneros" que escriben aquí:

La cuestión es que queréis imponer al mercado (a la MAYORIA de transportistas que trabajan sin problema con menor margen) fijar un mínimo/tarifa por debajo del cual no esté permitido trabajar (a costa de papá Estado = ciudadanos). Por eso el 80% del gremio, las grandes empresas del transporte no están de acuerdo con los paros (no utilicéis la palabra huelga porque esto no lo es) puesto que ellas pueden operar con precios más bajos, ajustarse a las subidas del fuel como cualquier otro sector empresarial, así como camioneros de toda la vida que YA TIENEN amortizado su camión.

Vuestro problema:

Existe un 20% de camioneros ´autónomos´ que SOBRAN como en cualquier gremio donde hay demasiada oferta y poca demanda (inmobiliarias, constructoras, hostelería, etc.). Os llenasteis los bolsillos hace años y la cabeza de pajaritos cuando, en la bonanza económica que se vivía en el mundo del camión, hicisteis cálculos y veíais que comprándose un camión propio ibais a ganar euros a tutiplén, haciendo una inversión que se tarda muchísimos años en amortizar, y algunos analfabetos del camión pensaron que aquello duraría eternamente.Hay demasiados camioneros que compraron 2 camiones (y un mercedes particular para molar los domingos en su pueblo), poniendo a trabajar a un rumano por 800 euros tras el volante y amortizando sus camiones con el boom del transporte (cemento, ladrillos, etc.). ESO creían ellos, pero ninguno quiere dejar el oficio ahora que hay crisis y no tienen tantos clientes.

Como no hay trabajo para todos, esto hace que no puedan subir las tarifas, ya que siempre hay una gran empresa de transporte que puede hacerlo por menos (a esto se le llama LIBRE competencia y productividad). El Gasoil no es realmente el motivo de su ´huelga´, si el Gasoil no hubiese subido estos meses, las tarifas de los transportes habrían bajado porque no hay trabajo para todos y si a uno le falla su cliente habitual (por ejemplo un constructor que ya no construye más), pues intenta ganar otros clientes vía precios. Es eso lo que está tirando los márgenes, no el gasoil. Se llama oferta vs. Demanda

Por eso este 20% de camioneros son los que quieren regular las tarifas al alza y quitarse competencia de las grandes empresas que SI pueden asumir y reestructurar costes. Más o menos como si la tienda de la esquina quisiera FORZAR precios de mercado a Carrefour o Eroski vía decreto ley.Y esto no es una huelga, es una extorsión al gobierno, a TODOS los españoles, un chantaje en toda regla. NO se puede permitir.

Por último, macarrillas que amenazáis a pobres extranjeros que tienen DERECHO a la libre circulación: ¿Por qué no tenéis los bemoles de meteros con la flota del Corte inglés? ¿Sólo sois ´energúmenos´ con ciudadanos normales?

Yo os respondo: Porque como cobardicas que sois (sólo hay que verlos en la TV), sabéis perfectamente en el gremio, que las grandes flotas tienen ORDENES de sacaros a mazazo limpio del camino si osáis ni siquiera rozar un camión de dichas empresas.

Sinvergüenzas, aprovechados, TODOS los gremios en España sufren la subida de precios sin chantajear al ciudadano, cortarle su paso a un Hospital o trabajo. Y SIN USAR los impuestos de todos nosotros.

Vais a perder este pulso. Para empezar, HOY ya se ha firmado un pre-acuerdo con Fomento por parte del 80% de los transportistas y cargadores. El resto: ya tenéis el desprecio absoluto del ciudadano medio al veros en la TV como macarras analfabetos amenazando a la gente y saltándose la LEY.

Si sobran camioneros en tiempos de crisis, que vendan el camión y se pongan a trabajar en otra cosa tal y como miles de personas que han perdido sus empleos TIENEN que hacer a diario. Tal y como hicieron los mineros en su época o los empleados de la construcción en la actualidad.


miércoles, 18 de junio de 2008

EL HONOR INVISIBLE


Aunque muchos depositarían en el cepillo chekista la mitad de su capital por ver a Federico Jiménez Losantos posando a lo reo, la realidad es muy otra y tanto la democracia como la libertad aun se revuelve, patalea, agoniza atrapando pequeñas bocanadas de aire a fin de oxigenar sus decrépitos pulmones. Todo por sobrevivir.

En este caso, no hará falta sacrificar a un héroe por el bien de la civilización. Si no pudieron las balas, menos aún los leguleyos que dormitan como leones bajo el trono.

La democracia debería relamerse los labios con fruición ante exquisiteces como la que hoy ha cocinado a fuego lento D. Alfonso Ussía: "la grandeza del político en el Poder desaparece cuando echa mano de su situación para lavar un posible honor mancillado".

No apto para liberticidas. Ya puede ir quitándose las postas de entre el plumaje de ganso, Alcaldísimo.

EL GOVERN DE TODOS


Ciento treinta conductores en nómina; servicio de taxis de lujo (Litoral Limousines) a pedir de boca; más de cuatro millones de Euros al año en vehículos de representación...

Esta manifestación de opulencia cortesana no forma parte de la Casa Real saudí ni mucho menos corresponde a alguna estrella de la pantalla. Tampoco tiene en su haber ningún disco de oro –siquiera de platino-. Semejante muestra de fastuosidad es nada más y nada menos que uno de los muchos destellos de poder que gasta el Gobierno. Perdón: el Govern, pues esas cifras corresponden a la Generalitat y su corte de fariseos que se hacen pasar por la crema de la progresía más altruista y filantrópica.

De esta manera, al tiempo que los tarambanas del Govern idean medidas para que los ciudadanos catalanes reduzcan el uso de automóvil, la plantilla de chóferes de la Generalitat no da abasto para satisfacer las necesidades y obligaciones de sus próceres. Entiéndase: almorzar en restaurantes cinco tenedores a cargo del presupuesto público tal como demostró Intereconomía que hacía Carod Rovira, donde el cubierto volaba sobre los cien euros; ir al gimnasio; realizar dos gestiones diarias o actos protocolarios...y todo ello –claro está- a sólo un chasquido de dedos para toda la pléyade de secretarios generales, consellers y demás cargos públicos, hasta completar los doscientos dos altos cargos que componen el Govern.

Sobra aclarar que semejante mojiganga la forma un gobierno –con minúsculas- que presume de estar a la izquierda de la izquierda y hallarse ética y moralmente a años luz del resto. Claro, para eso son los prebostes de la honestidad y saben bien lo que es predicar con el ejemplo...

No contentos con sus emolumentos, que van desde los 169.446,78 euros brutos anuales del President, José Montilla, a los 87.596,86 euros de un director general, centralizan la gestión de los vehículos de representación creando para ello la Subdirecció General de Gestió del Servei de Vehicles, dependiente de la Direcció General de Patrimoni, adscrita a su vez al Departament d’Economia. Lo que viene a ser lo mismo: engordar el aparato autonómico y administrativo, aumentando por lógica matemática la cantidad de bienes económicos precisos para satisfacer dicho servicio. Obviamente, siempre les quedará Madrid para implorar más millones de euros ya que, claro está, para eso sufren el castigo diario de España a cargo de la política presupuestaria.

Para más deleite y goce de los Carods, Puigs y compañía, el Estado del Bienestar, con la colaboración especial –y estelar- de la Sra. Redistribución de la Riqueza, les pone a sus pies vehículos de alta gama, como Audi para consellers y secretarios generales, y Volkswagen Passat para el resto de altos cargos. Nada de bañarse en oropeles. Lo suyo va en serio.

Ya se sabe: EI hombre [progre] es un sabio pescador que tira la red al mar y la saca llena de pececillos, pero ve entre ellos un enorme y sabroso pescado, y entonces arroja al mar las piezas pequeñas y se queda con la grande.

Suma y sigue...

martes, 17 de junio de 2008

LA CRISIS DEL SOCIALISMO

El Profesor Huerta de Soto es toda una eminencia académica no solamente a nivel nacional, sino también internacional. Su currículum lo convierte en lo más granado de los economistas españoles. Sin embargo, su labor más vertebradora se halla ligada al hecho de ser el máximo exponente de la escuela austríaca en nuestro país, tanto como editor de las obras completas de Hayek en español, director al cuidado de la Colección "Nueva Biblioteca de la Libertad" de Unión Editorial, así como por la publicación de multitud de libros, entre los que destaca sobremanera "Socialismo, cálculo económico y función empresarial”, toda una eclosión de grandeza intelectual en una demostración científica de por qué fracasa el socialismo, al margen de personas y objetivos.

Podría seguir deshaciéndome en lisonjas ante la figura del Profesor Huerta de Soto y su labor por difundir el liberalismo a un sector de la población no académica; pero el busilis, el punto de ignición que prende este artículo es una de las muestras de grandeza que puede darnos este personaje. Hablo de la Conferencia para FAES de Abril de 2005, en la que analiza con rigurosidad la decadencia del socialismo, las razones que envuelven cada una de las acciones políticas que éste lleva a cabo ante su propio fracaso –más administración pública, engordar el Estado, aumento del gasto público…- y cómo es posible que siga coleteando un modelo económico y social tan sumamente insuficiente.

Huelga aclarar, al margen de la masa mollar, el fondo, la intrahistoria de la ponencia, que como orador tiene ese toque de locura, como de dramaturgo, sacando así el lustre de sus virtudes cardinales y destacando como lo que es: un genio extemporáneo.

¡Me quito el cráneo!

http://youtube.com/watch?v=qjSh4dxE3X8&feature=related (1)
http://youtube.com/watch?v=1lGu1o6dPjA&feature=related (2)
http://youtube.com/watch?v=VlTWxAzekFQ&feature=related (3)
http://youtube.com/watch?v=GZ6rjNymgn0&feature=related (4)
http://youtube.com/watch?v=zf7LTwLZFTI&feature=related (5)
http://youtube.com/watch?v=ouBe44qFR_o&feature=related (6)

Espero que lo disfruten...

lunes, 16 de junio de 2008

ES LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, IDIOTAS...


Fue John Stuart Mill quien, en su ensayo “La Libertad” sentenció: “Yo no pienso como usted, pero daría la vida porque usted pudiera expresarse”.

Sentado como un delincuente cualesquiera en el banquillo de los acusados -un ladrón, un pirómano o un asesino, por ejemplo-, hemos podido ver al eximio Federico Jiménez Losantos, uno de los hombres que más han luchado y luchan en este país por las libertades.

Uno de los hombres más insultados, despreciados y odiados de España; un hombre que en defensa de una libertad que muchos dicen defender, pero en la que, obviamente, no creen, sufrió un secuestro y posterior atentado terrorista por quienes hoy aposentan sus nalgas en los doseles de la Generalitat; un hombre que cada mañana lucha con denuedo y brío contra el aparato insondable del Estado y todas sus tropelías; un hombre que, en defensa, uso y profesión de la libertad creyó vivir en un país donde ésta es eje de de ordenadas y coordenadas, pólvora negra de la vida diaria, punto de ignición, prozac y simiente de las relaciones humanas. Un hombre que -pobre de él- jugó a creerse libre en un coto de caza.

Por desgracia, este tipo de acciones que los unos llaman sanción ejemplar y los otros llamamos puro liberticidio, caen del cielo no por peso e inercia de la ley, sino que su deletérea lluvia ácida es derramada al socaire de una partida de políticos que piensan que la gobernabilidad pasa por acotar la libertad individual en beneficio de una mansa y cómoda libertad social perfectamente delimitada a convenir por el sistema de valores dominantes o la corrección política que el momento histórico aconseje. De aquellos polvos, estos lodos.

Es cuestión sine qua non acatar la libertad hasta el fin de sus consecuencias en un Estado de Derecho en el que los poderes fácticos se hayan a kilómetros de distancia física y moral del resto de conciudadanos. De este modo, la querella impuesta por Alberto Ruíz Gallardón -con un profuso y profundo haber liberticida en su caliginosa historia- es tan peligrosa como abrir la caja de Pandora en pleno diluvio universal.

Si miramos al trasluz todo el movimiento del alcalde, encontraremos más de "echar tierra al agujero" en defensa de su propio fracaso que una medida profiláctica respecto a su salud moral y de estima:

El señor Gallardón, desde que comenzara tiempo ha a pasearse por España de la mano de Fraga -ejemplo de lo que no debiera ser un político- ha seguido la máxima estalinista de "el problema desaparece cuando desaparece la persona". Lo pudimos ver en su día en una de las historias más dantescas de nuestra reciente democracia, cuando trató de meter bajo rejas y echar las llaves al mar a toda la cúpula de Cambio 16 por la trama en la que se hallaba metido hasta el tuétano el tándem de la muerte y cobistas del Régimen Fraga-Gallardones respecto a la Triple A, llegando a secuestrar el citado diario dos semanas en defensa -nuevamente- del tan anhelado… ¿honor?. Todo un partisano en plena guerrilla de trincheras contra la libertad.

Este hombre de indecorosa estima e insegura persona, se pasea por su mundo político abriendo estrada y arrancando matojos con su Tizona, en un conato de Cid que lucha contra una mitad del país que -según cree- no tiene otra cosa mejor que hacer que ignominiar su persona. Así, que del necio venga la afrenta, como bien nos habla el refranero.

Por ello, apostando a caballo perdedor, trata de utilizar la vía más rápida y sucia que su posicionamiento le otorga para borrar del mapa a una de las personas que más lucha por las verdaderas víctimas del terrorismo -lo es-, y no mediante socarronas soflamas y consignas que todos ya damos por sabidas y que, a fin de cuenta, no se tratan más que de una mera ecolalia vacía. Humo de paja que viene venteando el alcaldísimo.

Cuando en su posición como querellante alega a un delito de injuria, cabe entrar de lleno en un análisis profundo no sólo conceptual, sino también práctico:

Según la semántica lingüística, injuria es aquella expresión que lesiona la dignidad de una persona perjudicando su reputación o atentando contra su propia estima. Ahora bien, entrando en el campo del Derecho, únicamente son constitutivas de delito aquellas consideradas socialmente de carácter muy grave. De esta manera, se puede manifestar que el delito de injurias es muy subjetivo y circunstancial, en el que hay que atender más que al significado de las palabras a la situación, lugar y tiempo en el que lo hace quien la pronuncia. Si la injuria consiste en atribuir la comisión de unos hechos a otras personas, será grave cuando se hayan llevado a cabo sabiendo que tales hechos son inciertos.

Por ello, para que exista la reparación es necesario demostrar que hubo verdadera insidia. Es decir, no sólo la información, sino que el querellante por injurias tendría que demostrar que realmente hubo intención de dañar y que, por ende, el sujeto tuvo constancia de que la información era falsa.

Llegados a este punto, podemos señalar por ejemplo dentro de ese supuesto a la acción de Margarita Sáenz Díez respecto a la acusación vertida sobre FAES en el programa “59 segundos” y que se ha visto obligada a reparar, y no a la de Losantos, ya que el mismo Gallardón reconoció que había que obviar la investigación del 11-M para así evitar el acercamiento a ciertas posturas radicales -ven la paja en el ojo ajeno...-.

Sin embargo, podemos entrar en la crítica misma que el locutor de la Cadena COPE y escritor utilizó para referirse a Gallardón. Bien cabe señalar entonces que dichas críticas fueron expresadas dentro de un marco de pura opinión personal y no como información tácita (en el apartado de La Tertulia, dentro de La Mañana) por lo que la querella vendría a ceñirse más que a un delito de injuria por información falsa, a un delito de persona, llegando a encostrarse en la persona misma y todo lo que de ella saliese más que a lo que ésta informara, ya que dicha información en ningún momento ha sido falsa.

Quizás en este punto concreto y tirando del código penal, sería conveniente trazar la línea divisoria que separara la injuria a una persona civil cualquiera respecto a los funcionarios públicos.

¿Por qué esta demarcación cuando ambos son, en esencia, lo mismo?. La razón sería bien sencilla. La persona pública, por el hecho de tener un mayor ratio de acción y, por tanto, en consecuencia, está ante la posibilidad de barrenar la línea de lo puramente privado con sus acciones políticas, se encontraría en una clara posición de ventaja al poder anular toda posibilidad de crítica, llegando a un acercamiento a la misma censura.

Es por este mismo hecho descrito por el que, por ejemplo, dentro de la Convención Americana, sólo se limita la posibilidad de censura al poder de policía en materia de menores y la FELAP demandó despenalizar los delitos de prensa, en tanto que el funcionario público debe estar sometido a los veredictos del ciudadano que lo mantiene en su posición de poder. De lo contrario, estaríamos dando alas al encubrimiento más fachendoso de permitir que el funcionario público careciera de crítica. De este modo, conviene aclarar que distinto sería la injuria constitutiva de delito en el sentido de derramar información falsa a sabiendas; nada que ver con una opinión personal y, por tanto, juicio de valor que un periodista puede espetar en profesión de la libertad de expresión, garante ésta de las libertades civiles cotidianas. Si yo no comporto dicha opinión, no tengo derecho a que rectifiques. El problema es cuando la noticia -no opinión- es objetivamente falsa. Entonces tienes el deber de rectificar. De este mismo caso llegaría lo que la Corte de Los Estados Unidos sentaría como precedente con el caso Sullivan versus New York Time en 1964, por el cual se establecía que un funcionario público no podría querellarse con éxito por libelo sólo con demostrar que la noticia era falsa, sino que también se precisaba demostrar la malicia del informante.

Me interesa sobremanera pues, el hecho de que la Federación Latinoamericana de Periodistas llevara a cabo un proceso mediante el cual la libertad de expresión dentro de la prensa contara con el beneplácito de la justicia siempre y cuando la crítica partiera desde opiniones personales. Sería muy sano para una democracia que aspira a ser enseña de garantía de las libertades formales y cotidianas, medidas como éstas fueran aplicadas.

Por ello me parece encomiable la declaración de Granados, al subrayar que la libertad de expresión "hay que defenderla por encima de todo", y que a veces esa libertad no gusta "cuando alguien la ejerce para la crítica".

Nada que ver con estas ratas prisioneras de su propia ratonera como Gallardón y compañía que, en un gesto de poder y desprecio por quienes hacen de costaleros al llevarlos en andas –el ciudadano-, entran a matacaballo en una suerte de procesos purgatorios que arrancan a empellones algo tan valioso como es la libertad de expresión, ya que de ella se sustraen otro tanto de libertades igualmente básicas. Utilizar los mecanismos del Estado de Derecho para alargar el cuello, es un acto de camastronería deleznable que sólo le acarreará medallas a toro pasado, pero que, a la luz de los hechos, dejará su tumba política marcada por la miseria moral y ética. Todo un reflejo del arquetipo del pobre Plácido en la obra de Echegaray “A fuerza de arrastrarse”.

Finalmente, me gustaría resaltar algunas de las frases de Losantos durante la primera sesión: "Ha sido un espectáculo penoso que demuestra que cualquier político poderoso puede sentar en el banquillo a un periodista. Es un precedente terrible, al margen de lo que a mí respecta”

“Si la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud, hoy realmente la virtud tiene que estar extraordinariamente contenta". "De los políticos nunca me he fiado mucho, por eso soy liberal".