lunes, 28 de diciembre de 2009

EL CAZADOR CAZADO


Las postas aún humean y dejan ese denso manto de olor a pólvora que anuncia el alto en la cacería. Baste alzar la mirada para columbrar a lo lejos, con el culo al aire, al ex Director General de la Policía, García Hidalgo, con su nívea corona de pelo como añagaza y reclamo. Bajo un árbol se vislumbra el penacho de plumas del faisán Fernando Mariscal, Jefe de Seguridad del PSOE, con las manos en el cogote, sobresaltado y tembloroso tras la traca. Resguardado entre dos rocas se halla Telesforio Rubio, algo más impasible y pachorriento. A lo lejos escupen el reflejo del Sol los quevedos de Gómez Benítez, vocal del CGPJ, quien patalea como un animal asustado durante la tormenta. El miedo le delata. Los podencos se lanzan a matacaballo sobre las presas. Lejos de la carnaza como trofeo, el galardón áureo se halla semienterrado entre riscos y hendiduras de la tierra. Se deja ver el hacha y la serpiente.

Se trata del acta de ETA filtrado que pone a tender las humedades del mal llamado proceso de paz y el Caso Faisán. El documento redactado por la banda terrorista evidencia que Gómez Benítez, identificado por ETA como el interlocutor número 4, actuó como negociador del Gobierno, y fue él mismo quien dejó entrever a la banda terrorista que el chivatazo del Caso Faisán era la prueba de la voluntad de avanzar en el diálogo. Advierte el Simón Cirineo del proceso que por dar el aviso está encausado un alto policía de San Sebastián y casi el Jefe de Seguridad del PSOE. Palabras que llevan ese aroma a trufas tan apetecible para los cerdos de la ETA que buscan su alimento bajo la tierra.

El acta recoge además cómo el Gobierno perdonó el robo de 200 armas en el sur de Francia, advirtiendo que en caso de que se produjese otro se acabaría la negociación. Una negociación que, bajo la luz del halógeno de los hechos, parece más propia de una caterva de hampones reunidos en el sótano de la bodega que de un Gobierno democrático. Abortar una operación antiterrorista y perdonar un robo de armas que la banda usa para matar, es merecedor de ser apuntalado en el mejor de los guiones de cine.

Un guión en el que Jon Iurrebaso jugaba un papel de estrella. El terrorista detenido en Francia en 2007 y que resultara ser negociador entre el Gobierno y ETA, llevaba el número de teléfono del ex Director General de la Policía, García Hidalgo, correspondiente a una tarjeta prepago. Una suerte de puente flotante entre la Policía y la banda terrorista. Asesinos y cazadores de asesinos reunidos al arrimo y al abrigo de una hoguera cantando villancicos y canciones populares al más puro estilo Boy Scout.

Todo ello casa con las declaraciones del propietario del Bar Faisán, Joseba Elosúa, quien dijo en su momento que aquél que le avisó justificó que lo hacía para no fastidiar el proceso. Blanco y con cáscara. Todas las piezas encajan. Máxime cuando aparece en escena el edecán de Garzón, Gómez Benítez. Nada nuevo bajo el Sol. Nuevamente, los socialistas, como polillas que se arriman al fuego, tiran del hilo junto a los terroristas a fin de crear un ovillo de corruptelas y desmanes políticos con tal de seguir apoltronados. Quienes deben dar tijeretazo al terrorismo, juegan a la pídola con aquellos que han disparado a quemarropa contra sus propios compañeros de oficio. Hoy, como ayer, nos encontramos con esa caricatura del cazador cazado. Y lo que queda por ver...

lunes, 14 de diciembre de 2009

SIEMPRE SON LOS MISMOS

Como un boxeador sonado y con la mirada perdida entre la muchedumbre al otro lado del cristal blindado, aparece inmortalizado en las portadas de los diarios mundiales Silvio Berlusconi. Noqueado además. Sin embargo, lo más probable es que, al margen de los piños perdidos y el tabique nasal hecho ciscos, sea su insaciable ego lo más dañado de todo. El Hugo Chávez europeo, tan baladrón, tan arlequín de salones, tan sinvergüenza y –ante todo- tan megalómano, debe sentirse como el niño malo del colegio que amedrenta a los indefensos hasta que se orina en los calzones cuando el primo de Zumosol aparece en escena para darle un buen rapapolvo. Siembra vientos... El hombre que se ufana de tener dos pelotas bien puestas mientras tan cobardemente viola la Justicia con premeditación, alevosía, ensañamiento y tantos otros agravantes como queramos, probando el sabor de la calle. Por sus papilas gustativas se deslizarían anoche una mezcla de regustos amargos, tales como el miedo; agrios como la soledad de saberse abandonado en el asiento trasero de una limusina con la boca bañada en escarlata; y, cómo no, metálico. Ese frío sabor férrico de la sangre que, como los efluvios de una borrachera, eleva el vértigo.

Las imágenes, lejos de la mezquindad y la vileza que representan en sí, tienen ese punto de justicia poética. El alguacil alguacilado. Un puzle de asombro, rabia, impotencia y unas pocas piezas de simpatía. Y es que ver al héroe caído del caballo después de un festín de cabezas cortadas siempre saca, de tapadillo, una leve pero sincera risa de conejo. Hay tanta metáfora en la chafarrinada de Berlusconi como libres interpretaciones. Obvio es que le han plantado las herraduras a martilladas a un hombre que, con ese donaire de resuelto, se ha encargado de viciar y hacer tambalear los pilares de la Democracia en un burdo conato de Marco Aurelio, versión goyesca. Sin embargo, el problema de fondo radica en el hecho vital de que, en Democracia, la voluntad de los ciudadanos no se representa a garrotazos sino en las urnas. Y es ahí donde arrasa Il Cavaliere. No vamos a entrar a juzgar la larga tradición dirigista y reglamentarista de Italia –con su pan se lo coman–; pero sí es obligado pararse a contemplar una serie de matices. Basta con pensar qué sería de la prensa nacional, en particular, y la mundial, en general, si cualquier votante de la derecha lanzara una Catedral de la Almudena en miniatura a la boca de Zapatero con idénticas consecuencias. A lo menos, España sería un país de Camisas Azules. Sólo hay que recordar la agresión a Bono. Y, por el otro lado, baste recordar el intento de agresión a María San Gil en la Universidad de Santiago de Compostela por miembros de AGIR –grupo filoterrorista hermanado con Ikasle Abertzaleak–; el ataque a Nerea Alzola cuando pegaba carteles del PP en las calles de Bilbao; el intento de agresión a Dolors Nadal en la Universidad Pompeu Fabra; las agresiones a Piqué y Ángel Acebes en Martorell; por no hablar del intento de asesinato con coche bomba a José María Aznar o el disparo en la pierna por los pistoleros de Terra LLiure a Jiménez Losantos. Y más de lo mismo al otro lado del charco. ¿O no fue para la progresía miel sobre hojuelas contemplar el zapatazo a Bush por parte de un periodista iraquí? La violencia, cuando va dirigida contra personas de ideas contrapuestas con el pensamiento único de la izquierda, parece ir recubierta por un halo de mérito aceptado por el común del hombre-masa, que propugnara Ortega en La rebelión de las masas. Sin embargo, en el caso contrario, sería cruzar las puertas del mismísimo Averno. Efectivamente: las cuentas no salen. Tan deleznable es una como la otra.

Así, de igual nos viene el caso Tertsch. Lejos de culpar directamente a Wyoming –Redacción va por un lado y el presentador por otro– sí lo hace connivente, pues no viene de nuevo esa demonización de la derecha ¿Cabe imaginar idéntica agresión contra Iñaki Gabilondo después de que, por ejemplo, Pío Moa hiciera un montaje de la misma ralea que el emitido en El Intermedio? Más vale cruzar los dedos, pues pequeña sería la granizada… Existe pues una suerte de Tribunal de los Tumultos cómodamente instaurado en el inconsciente colectivo no sólo del rojerío, sino incluso a niveles más generales y apolíticos.

Que Berlusconi representa el golferío más fachendoso y ramplón de la política mundial de sobra es sabido. No es Santo de mi devoción para defender su gestión ni, mucho menos, su chabacanería de verdulera; pero resulta curioso que, actos tan nefandarios como los de ayer, siempre caen por el mismo lado del derrocadero. Será que ser político y de derechas es deporte de riesgo. Siempre son los mismos...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

UNA DE PERALVILLO


Varias noches encerrado como una rata de laboratorio en un zulo de dos metros cuadrados. Pan y agua. Lejos del castigo y el escarnio que supone estar aislado del mundo a la fuerza, quema la conciencia como un hierro caliente el saberse inocente y hallarse, al mismo tiempo, golpeando las aldabas de prisión. Cuarenta años posiblemente. Al quinto día, llega su Viernes de Crucifixión. Los sayones de la Guardia Civil de Playa de las Arenas suben a Diego Pastrana a dependencias oficiales. Tras sentarlo frente a un ordenador, una a una, como las martilladas que golpean los clavos de la cruz, van pasando las fotos de su hijastra Aitana. No se trata de las clásicas fotografías utilizadas en los ardites psicológicos de la Policía y Guardia Civil para presionar hasta el derrumbe al acusado y conseguir así la miel de la confesión. En este caso van más allá. Pasa por el monitor lenta y parsimoniosamente, como un cortejo macabro, la secuencia de fotos de la niña muerta y desfigurada tras la autopsia. Más al fondo se hunden los clavos de su agonía conforme los agentes disparan sus lombardas acusatorias. Uno de ellos le espeta:«¡Asesino, te vas a pudrir! ¡Mírala, cabrón! ¡Mira lo que has hecho con la niña!».

Al poco, abandona el patíbulo con los pies en vertical. Y los clavos en el corazón. Dejan a Diego en libertad sin cargos, previa sevicia. Pero su segunda estación de paso es un Hospital para recibir tratamiento psicológico. Es un escombro humano. Días antes ponía de igual sus pies sobre el Hospital, ésta vez acompañando a Aitana. Miento, pues ni siquiera le dejaron entrar en la consulta con la pequeña, como mandan los cánones en cuestiones de menores. Tras el accidente en el tobogán del que se cayó y golpeó en la cabeza Aitana, Diego la llevó a Urgencias, donde le recetaron Dalsy y le dijeron que al poco tiempo la niña volvería a estar corriendo. Es ya en casa cuando se le acrecientan los dolores de cabeza a su hijastra y se produce un desmayo. Ante el miedo, la vuelve a llevar al médico. Es éste segundo médico quien impide entrar a Diego en la consulta. De ahí sale el informe que habla de desgarro vaginal, anal, quemaduras, hematomas en el pecho...

Mientras, los vientos del odio arrecian en la calle. La Agencia EFE mueve los hilos que llevan el informe médico al resto de medios de comunicación. Como cerdos en torno al dornajo, periódicos y telediarios degluten sin masticar toda la información. No sólo los medios vulneran la presunción de inocencia de Diego Pastrana, sino la misma Guardia Civil que sostiene el informe médico como hecho probatorio. Arrojan su presunción de inocencia a una manada de lobos ansiosos de morbo y lapidaciones mediáticas. Como escribía Arcadi Espada hace dos días, el cien por cien de los españoles escupiría un ¡qué cara de hijo de puta! viendo al muchacho en las páginas de prensa y telediarios, esposado como un delincuente de opípara trayectoria.

El aquelarre generalizado, propio de la Noche de Walpurgis en el Monte Blocksberg tan bien retratada en el Fausto, se hace comunión. Hasta que, de repente, como por ensalmo, el reloj se detiene y la sangre se bate en retirada. El informe del forense retumba como un toque de campana. La autopsia confirma que todos los daños fueron causados por la caída. También indica que no había agresión en las partes íntimas; que las quemaduras eran fruto de una reacción alérgica a la crema; que los moratones venían de los primeros auxilios realizados... Y Domingo de Resurrección. Sólo para Diego, claro.

Los medios de comunicación –cuando no hacen mutis– comienzan a recular. Les han cogido con el garrote en el potro de torturas. Después de dejarse arrastrar por las bajas pasiones tan montarazmente, buscan culpables. Por encima de ellos están los médicos que, bajo un baño de prejuicios y corrección política, condujeron a Diego Pastrana al paredón. Y es que, sólo el hecho de no dejar entrar en la consulta a quien por entonces era padrastro de Aitana, está recubierto por un denso y caliginoso manto de oscuridad, prejuicios y valores transmutados. El médico, tan ansioso de dar cobertura a un caso de maltrato y abuso de menores, y sobrevenido por lo que tiene ante sus ojos, cubre el peaje a la Guardia Civil para que sigan a toda velocidad por un carril unidireccional. Es el carril que sólo una mente ebria de prejuicios puede otorgarle a un joven padrastro que acompaña a su hijastra lesionada en un accidente, saltándose con ello la propia deontología médica. Ocurre, sin embargo, que la espada corta en ambos sentidos. Por querer hacer el bien, se hace el mal. Y qué mal. Por la mala praxis de un medicucho del tres al cuarto, no sólo se impide salvar una vida, sino que se tortura a un inocente.

“La justicia de Peralvillo, que después de asaetado el hombre le formaban proceso”, reza el dicho popular. Y es que en Peralvillo, el Tribunal de la Santa Hermandad ejecutaba al presunto delincuente y después iniciaba las pesquisas pertinentes. La casa por el tejado. Ocurría pues que, muchos de los asaetados, eran inocentes. De esta guisa, Diego Pastrana, asaetado psicológicamente hasta la zangarriana más oscura, resulta ser inocente. Cabe preguntarse si este estado de clorosis moral en el que se han visto inmersos médicos y periodistas no es más que el reflejo, el pulso interno de una sociedad enferma que, ante el más mínimo indicio de vulneración de los mandamientos de la corrección política, se levanta en armas dispuesta a violar los derechos elementales de todo ser humano. Cortarle la cabeza a la presunción de inocencia es tanto como retroceder en el tiempo hasta el S.XV. Médicos, periodistas y Guardia Civil, han tirado del carro de la ignominia y, aún más, del ridículo. Queda por ver ahora el camino que seguirá la Justicia, pues, la purga debería empezar por ese médico que, lejos de volver a poder ejercer, debería resarcir las heridas de Diego Pastrana. En Estados Unidos la compensación no bajaría del valor del Hospital mismo. Aquí, tan corporativistas, tan públicos, los disparos justicieros irán por otro lado. Por no hablar de la Guardia Civil, realizando torturas psicológicas a las puertas de 2010. Y es que, como confesara Diego Pastrana, preferiría mantener el recuerdo de Aitana corriendo por el parque y no muerta y deformada, como le obligó la GC a contemplar.

Y los medios… En fin, los medios:

http://www.youtube.com/watch?v=GAvYVVUf5pU&feature=player_embedded


lunes, 23 de noviembre de 2009

SANTO PADRE


En el mundo coexisten más de mil religiones distintas. De hecho, a día de hoy, siguen creciendo como hongos después de la lluvia. O muriendo también. Es el caso del Catolicismo. Cada año, más de seiscientos mil hispanos lo abandonan. La inmensa mayoría de religiones contienen nudos y paralelismos incuestionables entre sí. Verbigracia: el mismo Catolicismo. Mientras reniega del sincretismo religioso, se da la paradoja –bastante común, por otra parte- de que bebe directamente del hontanar sincretista. Desde los cultos isíacos y mitraicos (p. ej. eucaristía), pasando por el hinduismo (p. ej. Trimurti o Santísima Trinidad) y haciendo fonda en el paganismo grecorromano (p. ej. culto a los exvotos). Supersticiones, creencias y cultos que se repiten en el anfractuoso túnel de la Historia. Para muestra, un botón: Osiris y Dionisos eran hijos de Dios iguales al Padre, nacieron de una mujer virgen que al morir ascendió a los cielos y fue venerada, su alumbramiento tuvo lugar el 25 de Diciembre y fue anunciado por la aparición de una estrella, recibieron oro, incienso y mirra cuando estaban en la cuna (las tres sustancias se utilizaban en los ritos heliolátricos) y fueron bautizados por un asceta. ¡Újele! Una tonadilla bastante conocida por estos lugares. ¿Verdad? Sin embargo, los prebostes de la Iglesia nos sirven su producto sobre la patena de lo puro y genuino. Sin conservantes ni colorantes artificiales. Y de cultivo ecológico, cómo no.

Las mismas contradicciones las podemos hallar dormitando bajo la sombra de un árbol dentro del Socialismo. Religión pura y dura donde las haya. Sin embargo, escupen sobre ella con la misma impetuosidad de aquel que ahuyenta tábanos, cuando a efectos prácticos, funciona como la más perfecta y refinada de las religiones. Deslegitimado el Socialismo tras la caída del muro de Berlín, anda libando el pobre néctar de todas aquellas flores marchitas que va encontrando. Desde las energías renovables al feminismo, pasando por los homosexuales. O los radicales. O los okupas. O los grupos marginales. Incluso un movimiento que nace con perspectivas internacionalistas, no duda en casarse –por lo civil, claro- con el nacionalismo. Todo vale con tal de encontrar nuevos asideros. Así, de igual que las religiones de Mitra y Osiris ofrecían la inmortalidad del alma, el catolicismo –culo veo, culo quiero- emulando a todas las creencias del Mediterráneo, no sólo añadió la misma a su panoplia de armas, sino que fue un paso más lejos aún. Completó su engañifa incluyendo en el lote la resurrección de la carne a fin de obtener una clientela vip.

De esta manera, no contentos por tener que convivir con los fantasmas y almas errantes del viejo socialismo momificado, tenemos que soportar la plúmbea carga de ver cómo, de vez en cuando, vuelven al mundo de los vivos viejos Faraones del jaez de Felipe González. Sin ir más lejos, ayer mismo tuvimos que soportar los efluvios de toda la troupe socialista. Felipe, Zapatero, De la Vega, Corbacho, Leire Pajín, los Presidentes de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE, incluso el All-Star Barrionuevo. Este conato de concilio vaticano tuvo lugar en el Palacio de Congresos del Parque Juan Carlos Primero de Madrid, y en él se anunció el nuevo dogma de fe con el que deberán comulgar los feligreses socialistas. Se trata de la Ley de Economía Sostenible. El maestro oficiante, Zapatero, previo baño de vítores y alabanzas, sentenció que no hay que volver a las políticas de 1996, ni de 2000, ni de 2004, sino que hay que hacer las políticas del Siglo XXI. Como si no nos hubiésemos ventilado ya una décima parte del mismo... Palabrería huera. Así, tras dejar la nueva Ley a punto de solfa y mostrarla como una suerte de Bálsamo de Fierabrás, se aventuró a espetar al rebaño las consignas consabidas. Compromiso social, energías renovables, control del sistema financiero y demás canciones de papamoscas. Una feligresía que se deshace en arrumacos y cariñitos con un Sumo Pontífice más que alejado de la realidad, responsable de que el coste del kilovatio hora para las familias españolas haya crecido un 23 por ciento desde 2008 por culpa de la perorata ecológica y renovable. O de esquilmar a las clases medias dejando caer sobre sus cabezas el peso de toda la cúpula celestial a modo de incremento de la fiscalidad. ¡Ay, la religión escarlata!

Es lo que ocurre cuando la fe se antepone a la razón. Todo es literatura. Todo es mito. Todo es sugestión. Y al hatajo de siervos poco le importa el agrio sabor de la mentira, con tal de caer de hinojos en busca de la salvación. Decía Burke que cuando no se cree en Dios se acaba creyendo en cualquier cosa. Pues puestos a sopesar, Alabado sea Dios...

jueves, 19 de noviembre de 2009

DOS TIBIAS Y UNA CALAVERA (II)



La broza siempre será broza. Se podrá esperar, en una borrachera de candidez, que se presten frondosos los brazos del verdal; pero, cuando los vientos de la inocencia arrecian y se pliegan a la realidad, toda ella se muestra tal cual: marcesible.

Imaginar que nuestro maestro Zen y artero profesor del milenario Feng-Shui, Zapatero, iba a ser capaz de soltar las amarras de su furia controlada y contenida a fin de resolver el conflicto del Alakrana como mandan los cánones de la decencia política y moral es, cuando menos, tarea sólo al alcance de los prodigios de la taumaturgia. En un alarde de zorrería rayana con lo carroñero, el pequeño Buda leonés hizo un ejercicio de la más alta felonía. Nada importa que la gumía y el Kaláshnikov se impusieran a la Ley y el castigo. Tras llenar la faltriquera de los piratas con cuatro milloncejos, se permitió ese baño de flashes que tanto gusta al conspicuo monclovita para que, en un conato de Parusía televisiva, su noble y altruista gestión quedase inmortalizada como una de las mayores gestas acometidas por un Gobierno. Y a otra cosa...

...Pero resulta que el tonto da y el sabio recibe. Lejos de haber demostrado ser un hábil administrador allá por las quimbambas, tanto aquí como en la última chabola de Haradhere, la imagen proyectada es la de un pobre corderito mueso incapaz de dar un balido más alto que otro. Y nada peor que regar los campos de la pobreza con una lluvia de billetes fruto de la delincuencia. A resultas de ésta, los jóvenes corsarios, crecidos y henchidos de heroicidad, dormirán el sueño de los justos durante un tiempo para, renovadas las fuerzas y quemado el peculio, llamar a filas nuevamente a todas las hormigas asesinas. Quién sabe si la próxima película será protagonizada por cien piratas con algo más que armas. Y es que hay algo aún más peligroso: la técnica.

Así, el hecho de que el Gobierno se ofrezca a entrenar a militares somalíes cuando carecen de la más mínima sombra de legalidad, no impide pensar que las mafias piratas terminen buscando mercenarios en el propio Ejército somalí. Cosas del buenismo escarlata. Primero se llena el cofre de los criminales para su posterior rearme y, por tanto, ampliación de objetivos. Después, se les da alas al refinamiento técnico. Lo que en una empresa sería una suerte de ampliación de capital y marcar nuevas metas, Zapatero traslada esa depurada visión empresarial no a la economía nacional, sino al mundo del hampa. Es lo que ocurre cuando se halla más influido por el I Ching que por Friedman.

Del Playa de Bakio al Alakrana. Dos triunfos del crimen frente al Estado de Derecho; pero, ante todo, dos traiciones y dos mentiras. Reza el proverbio que se puede engañar a uno una vez, pero no a todo el mundo siempre. Nuestro Siddharta, imbuido por el aquí y ahora y demás paparruchadas tibias del orientalismo ramplón, piensa que el no actuar es la mejor acción -Y la mentira piadosa una obligación-. Olvida que un apaciguador es quien alimenta al cocodrilo esperando a que le coma el último...

lunes, 16 de noviembre de 2009

DOS TIBIAS Y UNA CALAVERA


En 1993, intervinieron por fin los Estados Unidos en el conflicto de Somalia. Una guerra encostrada entre distintos clanes étnicos y grupos políticos cuyo fin parecía cada vez más difuso. Entre matanza y matanza, se abría la puerta a la islamización del cuerno de África y una nueva oportunidad para humillar al enemigo –infiel en la jerigonza fanática–, una vez los occidentales pusieran sus pies en tierra sagrada. De ahí que, al tiempo, tras el famoso derribo de un helicóptero Black Hawk del ejército de los Estados Unidos por parte de las milicias islámicas y la posterior espantada de las tropas norteamericanas tras el suceso, declamara Bin Laden con ese donaire de hombre resuelto: «Les matamos a 19 y se retira un ejército entero».

Poco después, Bin Laden y su Estado Mayor se mudaron a Sudán, colmena de campos de entrenamiento de futuros muyahidines, tal como Níger o Chad, a fin de mover los hilos de la Yihad allende al Mar Rojo. La islamización se cocía a fuego lento. Y de aquellos polvos, la yesca de estos lodos.

Haradhere es la capital de la piratería, con poco más de 6.000 habitantes. El único servicio público que tienen son las mezquitas. Por no tener, no tienen ni las clásicas madrassas, puesto que aquéllos que pretenden la iniciación de sus hijos por los laberintos del Corán recurren a las mismas mezquitas como centros de adoctrinamiento.

Años atrás, distintos movimientos islámicos consiguieron expulsar a los milicianos –hasta entonces apadrinados por los Estados Unidos– apoderándose de los puestos de control de la zona. Tras triturar a los enemigos como las muelas de molino trituran el grano, los grupos fundamentalistas con mando en plaza implementaron los secuestros, más allá de lo que hasta entonces se permitía ese conato de hermandad de bucaneros que desde 1998 operaba en la costa a fin de garantizar una supuesta seguridad más que ficticia y etérea.

Desde entonces, tal y como demuestra CRÓNICA –que se adentró durante días en el mismo Haradhere, desde donde se puede columbrar los 13 buques secuestrados, entre ellos el Alakrana– los piratas viven muellemente a cuerpo de Rey. De Rey somalí, claro está. Tres esposas, electricidad, teléfonos móviles y lo más importante: dinero contante y sonante. Ese que, sólo con el campanilleo que produce en los bolsillos al caminar, cubre con un halo de grandeza a esos jóvenes piratas ávidos de gloria. Son héroes en casa.

Lo nefario de sus vidas, lejos de despertar auténticos odios africanos –nunca mejor dicho–, eleva la rijosidad de las jóvenes de la ciudad, quienes buscan arrimarse al abrigo de ese fuego que da el poder. Nada les importa ser la cuarta esposa, siempre que así puedan echar el ancla en la tierra firme de lo seguro. Y en la socaliña de la piratería encuentran más que refugio.

Para estos corsarios de chichinabo, sin grandes medios ni tan siquiera dotados de una capacidad militar lo suficientemente refinada, su principal carta a jugar descansa sobre el hecho de no tener nada que perder. Pobres arrapiezos con ínfulas de Barbarroja pero en versión ébano vivo, dispuestos a lanzarse a la carótida de cualquier buque sobre el que puedan clavar los colmillos del chantaje de la más baja ralea. He ahí su médula neurálgica. Pero ocurre que quien busca el peligro en él perece. Siempre que éste, claro está, no sea un peligro de algodones, lanar, lenificado. Y eso es lo que ocurre cuando lo concreto de las aguas, pasa a lo abstracto de los despachos ministeriales.

Ángel Tafalla Balduz es almirante retirado, ex 2º jefe del Estado Mayor de la Armada y del Mando Marítimo OTAN de Europa de Sur y hoy, desde su retiro del mundo militar, rompe con ese silencio pastoso y denso que sella las bocas de aquellos que se pliegan a las directrices del cuerpo político. Lo hace en la Tribuna Libre de la edición de hoy del diario El Mundo. Desde ahí, analiza de qué manera las fragatas Méndez Núñez y Canarias –con tres helicópteros modernos y sus destacamentos embarcados de Infantería de Marina– son más que suficientes no sólo para resolver un conflicto como el del Alakrana, sino también el de la piratería en el Indico. ¿El problema? La falta de voluntad política. Con unos gobiernos asépticos en materia militar, cuestiones de este pelaje pueden llegar a enquistarse como está ocurriendo con el caso del Alakrana, en el que la única solución pasa –además de mentir a la opinión pública– por darle con la uña a la Constitución a fin de orientar el problema hasta la orilla que más convenga. Todo vale, incluso endosarle al pequeño Willy abogados de la talla de Díaz Aparicio, quien se encargó de la extradición de uno de los miembros de los GAL –Jean Philippe Labade– de igual que busca ahora la extradición del pirata.

Así, Ángel Tafalla resume la situación con una sencilla expresión matemática: «Lo que pudiéramos denominar eficacia militar (Em) es, en su forma más simplificada, el producto de una capacidad militar (Cm) por una voluntad política (Vp). En nuestro caso, Cm sería 9 y nuestra Vp 2. Por el contrario, el enemigo tendría Cm 1 y Vp 9»

Ocurre que, como dijera Pascal, quien pretende comportarse como un ángel termina dándole alas al diablo. Salir del Dédalo de la piratería no pasa por la Alianza de las Civilizaciones ni por la palabrería huera de Zapatero. Ni mucho menos por endilgarle a Occidente el peso de la culpa de todos los males. El fin de la piratería en Somalia no es más que el de la recaudación, y no la protección de sus recursos pesqueros como opina algún papahuevos de pandereta del jaez de Willy Toledo, quien espetó que los piratas somos nosotros y no los somalíes. Básicamente, porque en Somalia lo más lejano que existe de la realidad es la garantía de un Mercado propio. Usura y latrocinio generalizado. Y mercadeo a lo sumo, en su sentido más clásico.

Cuando los caudillos del Islam se levantan en armas buscando cualquier razón que justifique sus odios al tiempo que se toman la licencia de asaetarnos, lo menos apropiado es sacar a flote el don de flema de Zapatero y compañía. Y es que verdes las han segado. Si se alimenta el vicio de la piratería con más facilidades para la misma, será tanto como darle las llaves del gallinero al zorro. Y en esto, el Ejecutivo de Zapatero es más que experto. Nuestro ayatolá del relativismo más fachendoso y ramplón es capaz de nadar una y otra vez sin mojarse la ropa en un piélago de desmanes y corruptelas. Un líder político sin la brújula del bien y el mal, siempre tenderá a hundir los pies en cualquier barrizal y salir airoso con cuatro palabras mágicas plagadas de ambigüedades. Así las cosas, Dios nos salve de los salvadores.

Mientras, en tierra firme, allá por Haradhere, las jóvenes Vestales de atezada piel seguirán implorando a Alá por la seguridad de sus pequeños corsarios, mientras dan las gracias en las noches de duermevela por haberles regalado el mapa del tesoro. Con Zapatero al mando de nuestro Santísima Trinidad particular, todo será coser y cantar. Al menos, mientras se desoigan voces como las de Tafalla.

sábado, 14 de noviembre de 2009

HETAIRAS

En España, el más tonto hace relojes. Visto. El canalla es un héroe y el héroe un canalla. Eso es lo que ha dejado de manifiesto la pelagatos del momento. Capaz de saltar las bardas del corral en busca del huevo de oro sin despeinarse siquiera y prostituyendo lo que a efectos humanos y jurídicos es una historia de maltrato, Violeta Santander se ha pasado por el Arco del Triunfo los más elementales principios morales y, ante todo, al medio centenar de mujeres que, a diferencia de ella, perdieron la vida en lo que va de año a manos de su pareja por no cruzarse con una sombra de Superman. Todo vale por un baño en oropeles para esta aprendiz de hetaira –o mujer pública, como otrora reconociera la RAE a las putas–. Y es que pública ha sido su desgracia personal a costa de pasear sus encantos por los gallineros de televisión, mientras su sayón, Antonio Puerta, era elevado a rango de Santo. Y como el mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio, Jesús Neira completa el reparto de lo que puede ser la película del año.

Después de querer hacer la tortilla sin romper los huevos y sí batiendo sus contradicciones, suenan a música celestial las diligencias abiertas por la Fiscalía a Violeta Santander por incurrir en falso testimonio. Y si en una sentencia muy a la americana y, por tanto, ejemplar, se le retirara céntimo a céntimo el montante acumulado por sus múltiples vueltas al ruedo con las orejas y el rabo de Jesús Neira en la mano –metafóricamente hablando, claro–, la cuadratura del círculo se vería resuelta.

Importando más el peso de su faltriquera que el de su dignidad, no tuvo reparo alguno en bramar ante el juez que no fue víctima de una agresión por parte de su “chulo” y que Jesús Neira no lo defendió de nada –hazte miel y te comerán las moscas–. Pero resulta que, a veces, atendiendo al redundante principio elemental de que justicia es lo que es de justicia, los jueces dignifican la verdad y castigan la mentira. El trallazo en la boca de Cobra –venenosa– implementado por la Fiscalía a Violeta Santander demuestra que a menudo la justicia repara o castiga según soplen los vientos de la verdad.

Leía en un artículo de Alfonso Ussía referido a la etarra Idoia López Riaño unos tercetos de Juan Pérez Creus que decían: «Llamarte fresca, pobre sonaría;/ decirte zorra, no daría tu talla,/ pues por puta te tienen las personas./ Y llamarte putísima, sería/ como decirle cerro al Himalaya/ como llamarle arroyo al Amazonas».

Bien vale el símbolo...

lunes, 9 de noviembre de 2009

VEINTE AÑOS DESPUÉS...

El 9 de Noviembre de 1989 marcó el fin del Siglo XX. Caía el plúmbeo Telón de acero. Se cuenta que aquellos que se atrevieron a atravesar la nueva brecha abierta eran recibidos con plátanos, café y chocolate. Para todos ellos acababa de dar a luz una nueva criatura hasta entonces larvada y encorsetada: la libertad.

Más allá de las nuevas posibilidades abiertas, desde el normal abastecimiento de víveres a la libertad para elegir entre miles de colores de jerséis, en el plano ideológico ocurría algo vital: el Comunismo quedaba deslegitimado. Viciado y prostituido, no pasó la prueba del pañuelo.

Quedaba atrás un rastro de miseria, hambre, grilletes, muerte, yugos y un Poder ciclópeo que todo lo podía. Desde Lenin a Stalin, pasando por Ceacescu. Del Palacio de Invierno al de Snagov. Un gigantesco cenotafio se erigía a aquello que no fue más que pura delincuencia institucionalizada. Un hampa con todas las de la Ley. El lobo de Hobbes entre carnaza.

Desde entonces, las democracias liberales navegan por las turbias aguas de la Historia con el velamen grávido. Lo que era una chalupa, va tomando hechuras de trirreme. No obstante, entre cabotaje y cabotaje, los piratas acechan como hienas al más mínimo despiste.

Ayer mismo, con la hoz y el martillo goteando aún la sangre caliente de más de cien millones de obreros asesinados por sus propios próceres, quinientos cincuenta corderitos, presas todos ellos de una suerte de ataxia incurable, balitaban de placer ante las palabras que pronunció el líder del PCE Francisco Frutos en su Congreso, quien dijo que no tienen que avergonzarse ni pedir perdón. Siendo el perdón y la culpa algo muy cristiano, y la vergüenza algo tan atípico entre los comunistas, es de natura que semejante sentencia suene incluso a provocación intelectualoide entre el guirigay comunista. Pero mirándolo a luz de la razón, estos hechos, tan atávicos, tan sepia, tan atapuercuense, encajan más bien con la descripción dada hoy por Pedro J. –no sin cierta maldad británica– para quien lo de ayer recuerda a esos soldados perdidos de las islas del Pacífico que no sabían que la II Guerra Mundial había terminado y seguían fusil en ristre.

Parece ser que la sangre derramada al socaire de ese himno de la Internacional que ayer mugían los comunistas en su Congreso particular no es digna de rectificación. Cosas de la lucha de clases: hasta los fluidos corporales tienen sus distintas categorías. ¿O no será, siendo algo más benevolente con ellos, que desconocen su propia historia? Lejos de consignas de conchabanzas repetidas hasta la nausea, los datos históricos no avalan desde luego esa postura tan petulante y soberbia. El manido cuento de romper con un Régimen autoritario para implementar otro donde la igualdad y la libertad en flor se hagan inmarchitables no se aguanta ni con pinzas. Si nos atenemos a que sólo la checa de Madrid se encargó de dar santa sepultura a doce mil almas, mientras el zarismo acabó con seis mil en todo un siglo, la iniquidad de sus argumentos roza lo enfermizo. Si la libertad consiste en ungirse como bueyes bajo el yugo del autoritarismo, vale. Si no, lo abominable empaña a cada uno de estos comunistas de nuevo cuño que tan bien recorren los caminos de la mentira. Sabiéndose hiperlegitimados por sobreponer el efecto frente a la causa, y siempre dispuestos a agarrarse a cualquier engañifa que les salve el trasero –la clásica transposición de Goebbels– el ensalmo surte efecto. Incluso tiene cierto magnetismo. Tener respuestas para todo es el asidero perfecto para todo aquel que se tambalee durante el camino.

Lejos de la prestidigitación comunista, se camufla entre el medio lo esencial: ¿Qué es ser comunista hoy?, como se pregunta en su edición de hoy el diario El País, y a lo que responde Arcadi Espada lacónicamente: Un delito. Puede ser...

viernes, 6 de noviembre de 2009

EL MUNDO AL REVÉS


Se cuenta de Carmela Combre, madre del primer piloto de aviación de Perú, que momentos antes de tomar éste el mando de su avión, le aconsejó ella: Hijo, vuela bajo y despacito. Nadie le avisó a esa seráfica madre que por las autopistas del cielo lo canónico es más bien lo contrario: alto y rápido. ¡Peina el Sol a toda brida!, debería haberle imperado en ese caso la buena mujer. No obstante, si Carmelita clavara su mirada por estos lugares, se toparía con que no sólo ella hizo un ejercicio del más fino malabarismo al poner el mundo al revés. Nada más lejos. Cuántos aviones acarician nuestras cabezas a diario...

Lo hemos visto esta misma semana con el indómito palafrenero de Gallardón. Manolito Cobo temiendo por la seguridad de su familia en vistas a que, al parecer, la supuesta gestapillo de Doña Cleopatra andaría entre las sombras espada en ristre. Pero, evidentemente, los juegos de rol no casan con la vida real. De ahí que Nerea Alzola, siempre tan mordaz, tan puntera, le aconsejara al malandrín Cobo visitar Elorrio y otros pueblos del País Vasco para sentir de cerca el miedo real. Así las cosas, zumban los oídos como diez jabardillos de abejas escuchar al Soviet de Génova equiparar a Cobo, quien calificaba de vomitiva la actuación de Aguirre, con la propia Presidenta de la Comunidad de Madrid. Víctima y verdugo compartiendo celda.

De la misma guisa nos viene la baladronada de Cospedal y Arenas implorando respeto por parte de Esperanza Aguirre al no personarse en el Comité Ejecutivo del PP, mientras semanas anteriores se cosían las bocas ante la ausencia de Camps. Lo importante es poner a Aguirre como siervo de la gleba. Para ello cabe incluso olvidar que ella sí sabe lo que es una mayoría absoluta, frente a la Segundísima Cospedal o el menestral Arenas, ilustre alfarero de las mil y una derrotas. Bien se entienden, pues ya se sabe que entre bueyes no hay cornadas.

Y otra de piratas. La que nos sirven con la reforma de la Ley Beckham. Mientras vemos cómo deportistas británicos comienzan a tomar el tren tras la subida fiscal del 40% al 50% que implementó Gordon Brown en el tipo máximo sobre la renta, nos disponemos aquí en España, siempre bajo la férula de comunistas y sindicalistas, a subirles un 20%. Mayor regulación y subidas de impuestos, la fórmula mágica para que empresarios y trabajadores huyan de nuestro país. Mientras, la lechigada de políticos no tributa el 75% de sus ingresos, añadiéndole a su panoplia de privilegios dietas, viajes, francachelas...

Y entre tanto gorigori, cómo no iban a andar cacerola y almirez en mano los sedicentes artistas. Firman esta vez un manifiesto bajo el título Otra política y otros valores para salir de la crisis. ¿Se imaginan un manifiesto de artistas sobre la física nuclear o sobre la química estructural?, se preguntaba en su artículo Juan Ramón Rallo. La negativa a dicha pregunta se sustenta en la más diáfana de las evidencias: harían un ridículo de mojiganga. Sin embargo, nuestros artistas egregios gozan de buena salud e incluso credibilidad. Lo que debiera ser desternillante se toma incluso con aplomo. Entre los habituales abajo firmantes se encuentran muchos de los titulares de siempre. Pilar Bardem, Almudena Grandes, Eva Hache… Se ve que la eximia Bardem respira tranquila tras tener su propia calle en Sevilla y asegurarse de que este país es un cortijo de zotes que no saben apreciar el buen arte, pues, según los guarismos, su última película ‘’La vida en rojo’’, vendió 1.151 entradas (Con humildad: que entran más personas en mi blog que en las salas de cine para ver la película). De ahí que tenga que buscarse los frijoles queriendo hacer caja incluso en los hospitales haciendo las veces de una suerte de Segunda Agencia Tributaria cobrándoles el peaje televisivo a los enfermos. Entre las muchas consignas de chichinabo que pregonan en su manifiesto, destaca la de que nos encontramos inmersos en una grave crisis de valores. ¡Quia! No podemos estar más de acuerdo con ellos. Y es que es deleznable que en estos tiempos que mal corren se valoren y tengan tanto tonelaje político los sindicatos obreros. Mientras su existencia se limita a parasitar el bolsillo del contribuyente dado que reciben el oxígeno del Presupuesto del Estado y no de las cuotas de afiliados, se toman la licencia de embestir a matacaballo contra todo aquel que quiera poner un mínimo de decencia sobre la mesa. Y es que, tanto C.C.O.O. como UGT –también adheridos al manifiesto- mugen como castrados en cuanto se les habla de una reforma laboral. Para ellos, la resolución de la actual crisis pasa por reducir la jornada laboral y no abaratar el despido bajo ningún concepto. No hay peor ciego que aquel que se barrena sus propios ojos. Y es que nuestros eximios sindicalistas parecen no querer ver el fracaso que tuvo en la vecina Francia la aplicación de las dichosas 35 horas semanales. Según el ínclito Cándido Méndez, más cerca de Hugo Chavez que de Hayek desde luego, las empresas tendrían que demandar más trabajadores de esta manera y…¡crisis resuelta! ¡Albricias!. Entra tanta octavilla y panfleto anticapitalista olvida que el viento propone y la vela dispone. Las buenas intenciones quedan en agua de borrajas si no van acompañadas de acciones inteligentes. Desconoce lo más elemental del Manual de Economía Nivel Básico: El trabajador, al igual que la electricidad, las materias primas y demás, es un bien de producción más; y si éste se encarece, la solución para el empresario pasará por utilizarlo menos buscando alternativas. Y es que no quiere entender Don Cándido –que de candidez va a raudales- que reducir la jornada laboral cobrando el mismo salario implica incrementar ese mismo coste, dado que si trabajando menos se cobra igual, el factor productivo del trabajador se ve encarecido. La misma venda se pondrán los sindicatos para no casar con la evidencia palmaria de que poner trabas al despido es tanto como poner trabas a la contratación. Lisa y llanamente.

Nunca ha sido tan necesaria como ahora la figura de un Keith Joseph en nuestro país. El Ministro de las ideas de Margaret Thatcher, como chacotera y amistosamente se le conocía, se metió de lleno en una cruzada personal contra los sindicatos asaetándolos con la fuerza de las ideas hasta el punto de llegar a convencer a la opinión pública de la mezquindad de estos organismos depredadores. Quizás así nos ahorraríamos la plúmbea digestión que nos supone tener que escuchar de vez en cuanto a personajes del jaez de Willy Toledo, siempre experto en sacar el paraguas cuando el Sol más alumbra. Capaz de lucir con fruición una camiseta del genocida Ho Chi Minh mientras desmocha en la entrega de los Goya a José María Aznar por involucrarnos en una Guerra de Irak -en la que ni cortamos ni pinchamos- con ese donaire de hombre resuelto, casi de oráculo chino. Quítate de ahí que me tiznas, le dijo la sartén al cazo… O capaz de cuadrar el círculo diciendo que la España de Zapatero es neoliberal y ultracapitalista (¡!) –Y Reagan fue el primer comunista-. También lo será pues el Banco Mundial, según se sustrae de su último Informe Doing Business que anualmente elabora para medir la facilidad para hacer negocios en un total de 183 países. El sinsorgo Willy desconoce que la España neoliberal ocupa el puesto 146 en el ranking de Facilidad para abrir una empresa, siendo más fácil abrir un negocio en Zimbawe o en Honduras (145 y 144 respectivamente); o que contamos con uno de los sistemas laborales más rígidos del planeta, ocupando el puesto 157, teniendo por detrás a Mozambique, por citar un ejemplo. Si tener un nivel tercermundista en cuanto a posibilidades de negocio y facilidades en contratación es la bandera del liberalismo, que más bien predica lo contrario, intelectuales de la talla de Willy Toledo más bien parecen haberse dejado por el camino las nociones culturales más elementales. Ah, por cierto, la presión fiscal total sobre las empresas deglute hasta el 57% de los beneficios -¡Malditos lobos capitalistas!-. De esta manera, estamos por detrás de… ¡Madagascar! ¿Pero no defendía el liberalismo la reducción del papel del Estado? Así las cosas, si en lugar de poner como chupa de dómine a toda una doctrina que él mismo desprecia se limitara a conocer algo más de la situación real de las cosas, quizá nos privaría de buenos momentos de humor como los que disfrutamos cada vez que abre la boca, pero por ajustar cuentas con su propia conciencia no estarían de más unos sorbos de conocimiento, a fin de no ser otro pobre avión que vuela muy, pero que muy bajo.

jueves, 23 de abril de 2009

ALACRANES MINISTERIALES

Si Felipe VII encumbró hasta las nubes ministeriales al azacán Perico Chamorro, aguador de la Fuente del Berro, razón no hallaremos ni bajo las piedras para echarnos las manos a la cabeza por los nuevos endiosamientos políticos de nuestro Altísimo Prócer. Una pléyade que hará las delicias del cenáculo monclovita, bajo la mirada paternal y siempre indulgente de su mentor Zapatero. La camada de catecúmenos, doctos por naturaleza en las artes de la propaganda y el socialismo de fusta, llega, como el vino en la verbena, a satisfacer los deseos más hondos de avivar las ascuas apagadas. Todo un gaudeamus en honor a la Diosa Propaganda, con Pepiño a la cabeza como Sumo Pontífice.

Unos llegan verdes e impolutos de partida. Otros, como Chaves, con el currículum arrugado y plegado como la hoja rozada por la llama. Quemado además. Una montaña gris marenga de humo de paja que nos deja como herencia en una Andalucía que hizo suya sin tan siquiera beberla. Promesas convertidas en pavesa. La Andalucía del eterno crecimiento que, vista bajo el prisma de la objetividad, deja un aumento del crecimiento de la producción por habitante desde el año 1973, con el franquismo agonizando, de tan sólo 2 puntos. ¡Ni el Sputnik subió tan alto! Ironías aparte, conviene señalar que en sus casi veinte años de caciquismo encubierto y ramplón, impelido por la fuerza motriz de los fondos europeos –siempre tan opíparos con los andaluces–, el ex Presidente Chaves rebasó todos los límites de la indecencia política y la propia ética profesional. Conocido es aquel caso, rayano con lo surrealista, de querer sufragar el voto de las amas de casa bajo la dádiva de unas suntuosas vacaciones pagadas. Por no hablar del empleo y sus siempre desorbitadas expectativas. Pero claro, tal como demostró siendo Ministro de Trabajo con Felipe González: vengo de los olmos y traigo peras. Te lo pinto de blanco y te lo entrego tiznado como el carbón. Tres millones de parados en España y un millón en Andalucía es su bagaje. Vamos, todo un experto en joder la marrana, en echarle agua al vino, en prender la santabárbara del buque. Todo ello con dos estatutos de autonomía, miles de millones arrojados al mar y un grifo abierto bajo la Tramoya de la deuda histórica. Una deuda histórica que, como recuerda Pedro de Tena, es menos de lo que pierden anualmente las empresas públicas de Chaves. Nada. Vapor de agua. Se consumió viendo sus laureles apolillados, que diría Galdós. Y lástima que se nos vaya a Madrid con su palafrenero particular, Zarrías, estando las obras de su Palacio de Snagov a punto de caramelo. Toca ver ahora cómo se las arreglará lidiando con los toros nacionalistas en su nuevo cargo ministerial. Promete.

En el otro lado de la balanza se apoltrona una artista. La nueva Ministra de Cultura, que más bien podría llamarse Ministra del Cine, Ángeles González-Sinde. Personalmente, dudo mucho de las capacidades de González-Sinde para representar al mundo de la literatura o la música. Lo suyo es más bien la farándula y los polichinelas de todo a cien. No obstante, habrá que agradecerle mucho a esta guionista frustrada, pues promete llenar la faltriquera de más de un talentoso y conspicuo cineasta y, por tanto, entibar las carteleras de cine con películas españolas. Tardes de gloria las que nos dará Sinde. Aunque más que guionista y ahora ministra, su papel en el mundo del arte podría ceñirse al del Payaso de las bofetadas. Y a chorros que van a caerle...

Y entre chisgarabís y artistas, se abre paso el ínclito José Blanco. Un hombre que, como él mismo ha citado, es la evidencia palmaria de cómo la democracia puede convertir a un pobre hombre de pueblo en ministro. De pueblo y sin estudios, claro está. Entre su plétora de virtudes se halla la capacidad innata de arengar a la tropa cuando los redaños se pliegan, utilizando para ello todo tipo de ardites y maniobras. Una mezcla entre Goebbels y Largo Caballero. Un atavismo posando sus nalgas en uno de los ministerios que más necesitados andan de perfiles tecnócratas. Huelga aclarar que, no obstante, lo tendrá fácil, pues con no hacer nada, ya habrá hecho más que su predecesora, que más bien podría colocarla Zapatero en una verdulería y no en las europeas. Pero bueno, tampoco cabe sorprenderse a estas alturas.

La labor de zapa le tocará a Elena Salgado, esa que quiso quitarle calorías a las hamburguesas XXL o que los restaurantes regasen sus lechales con agua con gas y no con vino de crianza. Una mujer de escaso fuste, maleable, óptima para actuar como edecán de Zapatero. La prensa económica internacional no tardó en alarmarse tras el nombramiento de Salgado como Ministra de Economía. Un país que se va a pique y está abocado a seguir la cuerda de Irlanda, reniega de la ortodoxia de la economía y coloca a un títere que haga las delicias de esta astracanada que nunca acaba.

En cuanto a la situación general del PSOE, llama la atención esa pulsión interna supuestamente renovadora a fin de lustrar sus escaparates con vestales a lo Aído o Trinidad Jiménez que, a efectos prácticos, demuestran una nulidad intelectual que roza lo lancinante. Jubilar a Jáuregui en Europa o despreciar a políticos de la solidez de Leguina no obedece más que a una estrategia de marketing, una sucia operación de estética pura y dura. Anteponer lo formal a lo esencial.

Así las cosas, es deleznable que guiñapos del jaez de Aído o Leire Pajín –socialistas de biberón y cuna–, sin rodaje en el mundo real y siempre bajo el paraguas del Partido, se dediquen a aleccionarnos moral e intelectualmente al tiempo que nos dedican peroratas sobre cómo sobrevivir con mil euros, mientras la mentecata de Pajín se bebe quince mil euros mensuales a razón de soltarnos moralinas de papahuevos. O contradecir al mismísimo Gobernador del Banco de España. ¡Quia!

Ya se sabe, la mejor forma de parecer listo es rodearse de tontos. Y Zapatero está dispuesto a aparentar ser listo encumbrando a zotes que nos desgobiernen. Recordaba hace unos días Juan Manuel de Prada en su columna del ABC: "Decía Santo Tomás que el gobierno de las naciones debe confiarse a quienes exceden en virtud e inteligencia al común de los mortales". Blanco y con cáscara. ¡Pepiño!

sábado, 21 de marzo de 2009

¿NUNCA MAIS?

Violentas olas largas de hasta cuatro metros dejan crestas blancas a su paso. Un ruido sordo de rodamiento se convierte en estertor de la mar. Fuertes rociones se lanzan de cabeza sobre la cubierta del petrolero monocasco Prestige. Nivel 5 en la escala de Douglas. Mar gruesa. Es la tarde del día 13 de Noviembre de 2002. Más de 77.000 plúmbeas toneladas de fuel-oil soportan la zozobra del Atlántico, mientras el petrolero navega en dirección Sur, a unas 28 millas al Oeste de Fisterra. La escasa visibilidad hace más lóbrego aún si cabe el avance del buque fantasma. A las 15.10 horas, un ruido seco, bordoneo, deja su eco a bordo, tras lo que el barco, acto seguido y movido como por una mano ciclópea, deviene en una rápida escora a estribor. Cinco minutos más tarde, el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo recibe un S.O.S. Apostolos Mangouras, capitán a bordo del petrolero, sabe ya lo peor: un fuerte golpe ha abierto una grieta en el casco. A partir de ese momento, una serie de negociaciones comienzan a producirse entre el armador, el Gobierno español y las empresas de salvamento.

Juego de reproches, lluvia de responsabilidades y, ante todo, contrarreloj. Mangouras, terne en su postura desde el primer momento, propone conducir al petrolero hasta la ría de Vigo. Sus razones son diáfanas: 60 millones de euros en oro azabache que pueden caer en saco roto. José Luis López-Sors, director de la Marina Mercante por aquellas fechas, se mantiene recto: hay que alejar el petrolero lo máximo posible de la costa. Sus razones son más éticas y morales que materiales. Está en juego la salud ambiental. Así las cosas, López-Sors, al alimón con la empresa salvadora Smit Salvage, impone su criterio. A partir de las 2.00 horas de la madrugada del día 15, el personal de Smit Salvage pone sus cartas sobre la mesa, marcando el rumbo 330º, respetando así la distancia de alejamiento impuesta por las autoridades españolas.

Tres días más tarde, el 18 de Noviembre a las 8.00 de la mañana, sucede lo peor. Un terremoto sacude cada milímetro de la herrumbre del barco. Las puertas del Hades se abren de par en par. El Prestige se ha partido en dos con la misma facilidad que se desgajan las piezas de un cacahuete. Las aguas reclaman su esqueleto. Una nube blanca efervescente clava sus uñas sobre la coraza del petrolero. El mar comienza a engullirlo, lenta y parsimoniosamente, como una pitón deglute a su presa. Halla cristiana sepultura a 250 kilómetros de la costa española.

De igual que un cadáver escupe gases en su descomposición, los restos mortales del Prestige comienzan su putrefacción expulsando maromas interminables de combustible. El 2 de Enero de 2003, una suerte de queratosis perversa se hace con el cerúleo del Atlántico, tiñéndolo de negro. Las manchas de combustible se hallan a 50 kilómetros de la costa.

Mientras, en tierra firme, un ejército se levanta en armas. Con el PSOE y el BNG alimentando odios africanos, comienza a cocerse a toda candela una auténtica Revolución. La información que porta el PP en sus galeras mediáticas navega más despacio que las manchas de fuel. Caen, incluso, en errores de apreciación. No obstante, como quedará demostrado años más tarde, el trabajo se está haciendo como mandan los cánones de la prevención. La horda popular, en estado de espera como la encinta que aguarda dar a luz, se mantiene firme en la arena atendiendo la llegada inminente de las primeras manchas negras. Serán éstas la llama que encienda la mecha. El parto prematuro, sin embargo, se produce en las calles. Ve la luz una plataforma ciudadana bautizada como Nunca Máis. A matacaballo, yéndole la vida en ello, acribilla sin descanso a las administraciones implicadas: la Junta de Galicia y el Estado Central, ambos puestos de mando en manos del Partido Popular. La ofensiva se hace cada día, cada hora, cada minuto que pasa, mucho más intensa y violenta. Para que triunfe el mal, basta que los hombres buenos no hagan nada. En este caso, los cargos responsables del PP agachan la cabeza y soportan como buenamente pueden la lluvia ácida de instigaciones.

El PSOE, abogó por que se hubiese acercado el buque hasta Vigo. El BNG, por su parte, propuso la Ría de Concurión. Ante los oídos sordos por parte de los responsables de las empresas rescatadoras, el director de la Marina Mercante, así como las distintas administraciones públicas, que obraron de acuerdo a los principios más elementales de la prevención, arremeten ambos partidos como toro bravo contra el Gobierno de Aznar, exigiendo su cabeza. La locura se respira en el ambiente. El odio resuena a lo lejos, como el paso de una manada de bisontes americanos. Se intensifica. La sangre se hace más roja que nunca a su paso por las arterias de los milicianos improvisados. Dando por sentado un apriorismo inoportuno como el del PSOE y el BNG, así como el del capitán Mangouras –beatificado años más tarde por el colectivo Nunca Máis– de traer el peligro a las costas gallegas y, por tanto, estimando oportuno meter los dedos mojados en el enchufe, niegan todo razonamiento lógico que implique la participación del PP o experto alguno vinculado a los órganos de poder.

De esta manera, la torva popular, en pleno estado de catarsis colectiva, se niega a darle carta blanca a la Diosa Razón. Más al contrario, le tiende trampas y cepos de toda laya. Dicen –además– que el desastre aumentará la emigración que ya existe. También sentencia la caterva que el fuel destrozará por completo la costa gallega. Yendo más lejos aún, afirman con la inapelabilidad de una sibila o un oráculo chino que, en cuestión de meses, la catástrofe afectará con especial virulencia al PIB español. Todo vale con tal de engordar la panoplia de armas utilizadas contra el Gobierno del PP.

Volviendo a alta mar, un sistema denominado “extracción por gravedad” se encarga de libar el fuel subyacente en los tanques del petrolero para, posteriormente, trasladarlo mediante un complejo sistema de tuberías al Polar Price. Este sistema fue aprobado por el Consejo de Ministros el 12 de Diciembre, en base a los informes ministeriales así como a Repsol-YPF, la empresa encargada de la extracción.

Dicho proceso de extracción finalizará el 10 de Septiembre de 2004. El resultado: casi 14.000 toneladas de fuel recuperadas. El resto, otras mil que quedan en el pecio, son tratadas con un cóctel nutritivo que multiplica la capacidad de proliferación de las bacterias encargadas de la descomposición de los desechos, de los que sólo quedará CO2 y agua.

Pese a los trabajos en el buque, como se veía venir, la marea negra ha llegado a la costa gallega. La Parca se ceba con las aves y la flora litoral. Los medios de comunicación publicitan el desastre. Imágenes de aves agonizantes, bañadas en una prieta pasta mortal, inundan las pantallas de televisión y los periódicos. Cadáveres animales siembran la arena, como si de un arrozal tétrico se tratase. En honor a la nobleza de los sentimientos y el corazón, toda España –al margen de colores políticos– se revuelve de dolor e impotencia. Sin embargo, un grueso de la población, en concreto los sectores vinculados a la plataforma Nunca Máis, así como al PSOE o BNG, le niega la sal y la hiel a todo aquel que defienda el operativo de prevención dispuesto por el Estado Central o le baile el agua al Partido Popular. La unidad, como viene siendo habitual en este rabo de Europa por desollar -que dijera Machado– , brilla por su ausencia cuando los desastres se politizan.

El Ejército pone los pies en polvorosa. Todos los medios de los que dispone el Estado son trasladados a la costa gallega. Hay que evitar, en la medida de lo posible, que la marea negra siga clavando sus fauces sobre el litoral. Del mismo modo, se presta especialmente atención a los animales afectados, tanto por medios de la Administración, como voluntarios. Una aguerrida batalla se libra en la arena. Inasequible al desaliento, el conjunto de los voluntarios lucha con denuedo por restablecer el orden natural previo al desastre. Limpian la arena, los cantos rodados, las aves son enviadas a centros especiales. Se trabaja a destajo.

Los días van pasando. Los meses ruedan lentamente sobre la arena. Así, con el inevitable paso del tiempo, la costa gallega se purga poco a poco. Entretanto, en Mayo ya de 2005, el aparato propagandístico sigue con su guerra particular. Burla Negra, un colectivo vinculado a Nunca Máis, presenta el documental “Hai que botalos”. La situación tiene un matiz de cambio que lo hace particularmente peligroso. El PSOE Gobierna desde Marzo de 2004 y las elecciones autonómicas gallegas están a la vuelta de la esquina. El documental de Burla Negra se convierte en un azote contra la derecha franquista (sic) a la que hay que expulsar de Galicia para que desastres como el Prestige no vuelvan a suceder. De este modo, la tramoya dispuesta –con el fantasma de Goebbels dando cuerda– consigue su propósito: PSOE y BNG forman un Gobierno de Coalición. No obstante, salen a la luz datos reveladores. Miembros de Burla Negra así como Nunca Máis reciben ayudas de la Administración autonómica o trabajan directamente para ella, como publica ABC. La tela de araña de prebendas y nepotismos se extiende por Galicia como la misma mancha de fuel que, meses antes, inundó las costas. Las piezas del puzle del Prestige comienzan a engarzarse con facilidad. Recordemos las palabras del nefandario Antonio Carmona, diputado regional socialista que dijo esa sentencia que pasará a los anales de la indecencia política más fachendosa: “estamos sobrados de votos y, si hace falta, hundimos otro barco”. Blanco y con cáscara.

No obstante, en enero de 2008, la Abogacía del Estado defiende la actuación del Gobierno de José María Aznar desde los primeros días del aciago accidente, así como su respuesta inmediata que permitió a pescadores y mariscadores minimizar los costes de la marea negra. Del mismo pelaje le sale a la Xunta un informe encargado con el que busca enterrar bajo las ruinas del Prestige al Partido Popular. Sin embargo, el tiro le sale por la culata. La Xunta, en un nuevo banderazo de manipulación, se encarga de ocultarlo. Razones no le falta. Según el informe, expertos de la Universidad de Santiago de Compostela concluyen que la elección de alejar el buque lo máximo posible de las costas gallegas fue la más acertada, dando por inviables las planteadas por PSOE y BNG, ya que introducir un petrolero accidentado en la Ría de Concurión sería la opción más arriesgada, por su estrechez, bajo calado y dirección de las corrientes. Así, recuerda además el informe que la consultora Berenguer e Ibarren cifraba en un 97 por ciento la probabilidad de que el barco rompiera antes de llegar a la ensenada y su carga se dispersara. En cuanto a la magnitud de los daños, el informe rana de la Xunta recoge que el litoral gallego se ha recuperado al 98 por ciento, según el director del Instituto Oceanográfico de Vigo, lejos de los malos presagios de la lechigada socialista, que daba por perdida la recuperación de la costa. Huelga añadir también el punto económico, pues el PIB gallego de 2002 creció un 2,2 por ciento, frente al 2,3 de 2003. Del mismo modo, concluye el informe que la gestión económica institucional fue la faceta más acertada, ya que la reparación de daños mediante ayudas fue prácticamente inmediata. Queda de esta manera patente la probidad de la gestión del Gobierno de Aznar.

Y los cangilones de la noria siguen girando. Ayer, 20 de Marzo de 2009, el Juzgado número 1 de Concurión concluía la instrucción del Sumario del Caso Prestige, según el cual sobresee la imputación del otrora director de la Marina Mercante, José Luis López-Sors. Por lo tanto, no atribuye ningún delito a Fomento. Suma y sigue.

Queda pues demostrada la alta felonía que, tanto los altos cargos regionales socialistas y nacionalistas como la cáfila de mentecatos que buscó durante tantos años la tergiversación más insidiosa de los hechos, cometieron para alcanzar sus fines. No hubo reparo alguno en mediar con acciones y palabras de la más baja ralea. Lejos de la confusión inocente como error intelectual, cabe atribuirles una manipulación consciente y deliberada. Que ha habido dolo en sus acciones es una evidencia palmaria, a la luz de los hechos constatados.

Vaya, así, este post dedicado a todos aquellos que, desde los primeros instantes, dedicaron todas sus fuerzas a la más infame manipulación. A todos aquellos ciudadanos que, sin escrúpulos y con toda la maledicencia que quepa en sus pechos, trataron de satanizar a la otra media España utilizando como valor probatorio, única y exclusivamente, su fe ciega en los prebostes socialistas y nacionalistas. A todos los pobres diablos que se echaron el hacha a las espaldas para hacer leña del árbol caído, en especial, la plataforma Nunca Máis. Vaya para ellos el mayor de nuestros desprecios. Amén.

Coda: En este mundo, la mentira te hará llegar muy lejos, pero nunca te permitirá volver atrás.

jueves, 19 de marzo de 2009

VIA LAIETANA

Por fin sucedió. La adrenalina y el cortisol corrieron a empellones por la Vía Laietana. Normal que la paramnesia mariposeara por las confusas mentes de los manifestantes ayer tarde mientras salían por piernas, al tiempo que se llevaban a casa alguna que otra porrada. Esta suerte de San Fermín improvisado tenía algo de celebridad. Tiempo hacía de aquel día en que una multitud de revolucionarios cargase en andas –y con los pies por delante– al libertario Buenaventura Durruti por esa misma Vía Laietana donde ayer se dio Santa Lidia. Era un 22 de Noviembre de 1936.

Desde Noviembre también –de 2008 en este caso– se hallaba enclaustrado un nutrido grupo de estudiantes en el rectorado de la UB, refugiados, al abrigo del calor universitario, como si de una camada de conejos con mixomatosis se tratase. El hecho de por sí era bastante rocambolesco. Una multitud abigarrada que, entre sus muchas descoloridas consignas, bramaba contra una supuesta privatización de la Universidad. Desconocen, al parecer, que se hallan en uno de los estratos más privilegiados de la sociedad. Un 40 por ciento de la población española de 25 a 34 años dispone de titulación superior, frente al 23 por ciento de Alemania, por caso. Las tasas universitarias que sueltan a tocateja apenas cubren el 15 por ciento del total. Obtienen, las muchas de las veces, generosas becas que sufragamos todos los españoles, incluidas las clases más desfavorecidas y, por tanto, muchos de los parados. No obstante, pese a su patente y patentada filantropía, no cabe siquiera vislumbrar un atisbo de egoísmo en los quintacolumnistas de la Universidad. Cuestionar alguno de sus preceptos divinos es caer de bruces en el muladar de los apestados y reaccionarios, cuando –paradójicamente– no hay nada más inveterado y sucio que la máquina redistributiva. Los pobres financian a las clases medias de hoy y a los poderosos de mañana. Algo que, en honor a la razón, debiera ser visto con ojos de buitre por su carga de cinismo y que, por el contrario, se ha convertido en algo consustancial al derecho. Sin embargo, como es de natura, el derecho debiera ser pagado con la moneda de cambio de la obligación. Una moneda que no parecen estar tan dispuestos a pagar los lechales anti-Bolonia, aferrados con uñas y dientes a la deliciosa ubre de mamá Estado. Exigir competitividad, cualesquiera que sea el campo de la vida que abarque, es como codearse con el hampa.

Así las cosas, el desalojo del Consejo de Guerra de la Universidad por los Mossos fue la llamada misma al combate. ¡Que nos sacan a palos del lupanar! ¡Vendetta! Cargado de veneno el dardo del escorpión, hizo éste suya la calle en una suerte de escuadrón de la muerte y plantóle cara a los Mossos en acto de justicia. Huelga aclarar que quizás no entienda yo por ignorancia el generoso sentido cívico de los recentines anti-Bolonia que, aprovechando la coyuntura, se mostraron atentos y serviciales con la causa nacionalista, ensalzando banderas independentistas y anacronismos varios; pero, al hilo de lo visto, acaso parecieran buscar una Universidad a lo Soviet, de tintes comunistas –ni siquiera socialdemócrata– y donde el pensamiento único se convierta en el músculo cardiaco del dédalo académico. Quizás lo próximo sea exigirles a los descocados lechales universitarios la entrada en su particular Palacio de Invierno con quepis y charretera, así como fusil de plástico en ristre. Todo muy simbólico y ceremonioso, casi litúrgico. Un ambiente caliginoso, denso, recargado con olores de antaño y melodías demodé. Y lástima –de corazón– por no poder llevar todo este limbo al sepia. Sería así tan de los añorados 30...

En cuanto a la batalla misma y sus prolegómenos, resulta cómico, pues es siempre el mismo. A saber. Las huestes se encargarán de hacer gala de su pacifismo y sus seráficas intenciones. La policía, por su parte, se mostrará impasible, firme, como el pino en la ladera. Decepcionada la hueste con la imperturbable rectitud de la policía, pasarán a proclamar cánticos tribales tales como “policía asesina”, “fascistas” y demás lindezas. Acto seguido, algún recental con ínfulas de guerrillero y resentido por no haber engrosado el Quinto Regimiento de Líster, dará un paso más y abrirá las puertas al contacto físico. En el caso de ayer, la mecha la encendió el grupo que hacía de ariete de la manifestación, golpeando con el mástil de sus banderas las defensas de los Mossos. Llegados a este punto, la caterva se crece, se aviene y comienzan a pasarse boca a boca el aliento de la invencibilidad. Con renovados bríos, el grupo de los paladines se verá reforzado por una fuerza motriz, llegada desde la cola del rebaño y empujando hasta su cabeza, haciendo del jabardillo una especie de Caballo de Troya. Pero, cuando no se tienen ni los bemoles ni las ideas para la Revolución, pasa lo inevitable. La Policía, en su deber, y harta de juegos de niños, responderá a la provocación aplacando de raíz el caos creciente, en este caso, un acto no autorizado y violento. He ahí el diásporo que comienza a crecer. Abracadabra, sin saber cómo ni cuándo, la torva ve satisfecho su deseo más profundo de iniciar una “revuelta popular”, usando la jerigonza revolucionaria. Adoquines, cócteles molotov, bolas de pintura...Un arsenal supuestamente improvisado de la nada y que condiciona la ebullición de la hueste. ¡Por fin la Guerra!

En el caso de ayer, los pacifistas mandaron al hospital a una treintena de agentes. Si la efectividad de un ejército se mide en el número de bajas causadas, los revolucionarios anti-Bolonia ayer clavaron una pica en Flandes.

Cuentan que el líder anarquista Durruti, días antes de recibir mortal balazo en el pecho, espetó al Secretario General de CNT, Horacio Martínez Prieto, cuando éste hacía un último intento por llevar la “Columna Durruti” hasta Madrid: «¡Yo no conozco otra disciplina que la Revolución. En cuanto a los demás, aprendeos esto de una vez: ¡Yo me cago en vuestras responsabilidades de burócratas!»

Más de un revolucionario de chichinabo creyó ayer noche oír el eco de su Alter Ego volar por la Vía Laietana. Al final, como en Cuento de Navidad, los espíritus nos hablan.

martes, 17 de marzo de 2009

TE LA METIÓ, IZASKUN

Cuando los más elementales principios morales se hayan lastrados por el peso y poso de la herrumbre, el desfonde de los mismos se antoja improbable. Más aún, la indecencia tenderá a avanzar a matacaballo como una metástasis desatada. A toda brida.

Así, lejos de mantener la línea de flotación, Zapatero, con su estilo charro y gerundiano, prende a diario la pólvora de las culebrinas hasta hacerlas despertar en tormenta y desgajar las piezas de su chalupa ante la lluvia de cañonazos.

No hace mucho, prometía una llamada a la joven Izaskun en el programa de TVE “Tengo una pregunta para usted”. No era una llamada cualquiera. Se trataba de una de esas que se producen una vez en la vida y que dibujan sonrisas en los estratos más profundos del alma. A la salida de plató, Zapatero se tomó la licencia de dedicar unas pocas palabras hueras, maquilladas como su córvida jeta por una de esas estilistas de televisión y, ante todo, cargadas de sentimentalismo ñoño. Reconoció que la pregunta de Izaskun le hizo recordar las tareas por las cuales "merece la pena" ser presidente del Gobierno, al tener la posibilidad de tomar medidas para "cambiar la vida de mucha gente" que, sin esas decisiones, no tendrían "ningún horizonte".

La famosa e incuestionable mentira como arma revolucionaria que llevara por bandera el mismísimo Lenin, se ve refrendada por nuestro dilecto Presi, haciendo de ella, además, una suerte de égida que todo lo vence. Y tanto. La ingenua Izaskun se tragó la pastrija con cuchillo y tenedor. De la llamada no queda ni las espinas. Nunca existió y, probablemente, nunca lo hará. Así, el cinismo queda grabado, como si de un código de barras de tratara, en el rostro de Zapatero por cada una de las sonrisas que va regalando al tiempo que promete lo que ni él mismo cree. He ahí la semilla del mal. Gestos y palabras grandilocuentes, filantropía de top manta, talante, pacifismo y nubes de colores. Sin embargo, a la luz de los hechos, lo que prevalece es un paroxismo de anorexia moral que degrada no sólo a quien la padece, sino a todo aquel a quien castiga con sus vitriólicas trapisondas.

A estas alturas del partido, no dudábamos de la patente de navegación provista por Zapatero y con la cual se veía autorizado para navegar por las aguas de la indecencia y la amoralidad. De acuerdo. Lo que, sin embargo, parecía más improbable en un cordero mueso de este pelaje, es que dejase con la miel en los labios del alma no sólo a los malvados empresarios capitalistas o a los maquiavélicos demonios del PP, sino que desmochara inclusive a los más desprotegidos y vulnerables. Así, la indefensa Izaskun, se convierte no sólo en testigo presencial de la degradación de las instituciones, que dejan inermes a los afectados por el Síndrome de Down como ella, sino que pasa a engrosar la cola de los manipulados y engañados por los tantos programas de cirugía plástica con los que el Gobierno trata de hacerse más apetecible. Ya saben: una rinoplastia por aquí, un poquito de pecho por acá; pero la esencia, el corazón, el nudo gordiano que, como aludiera Fernando II, lo mismo es cortarlo que desatarlo, nos demuestra que tras tanta apariencia se encuentra una esencia deletérea y deleznable.

Se incurre en el vicio moral de la hipocresía cuando dejamos de tener coherencia con nuestros propios principios. Por tanto, el pasaporte moral de Zapatero se halla infectado por los gérmenes del vicio y el indecoro, llevándolo a un terreno en el que el abandono de todo aquello que agarra se convierte en el padrenuestro de cada día. Lo mismo promete pleno empleo que crea un caldo de cultivo óptimo para un opíparo desempleo. De igual se compromete a cubrir entre algodones a los más desfavorecidos que los deja al albur de la tormenta. Y suma y sigue.

Con estas cartas, es de natura que la indefensa Izaskun confesara en la rueda de prensa de presentación de la II Gala de Down España del próximo día 21 que no quiere hablar del tema. La decepción corre por sus venas a ritmo de tantán. Sístoles y diástoles se suceden de forma alternativa bombeando una caterva de soldados encargados de prender la llama de la desilusión. Es el resultado de dibujarnos un mundo idílico al otro lado del espejo, tal como ocurriera en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Y es que ya lo analizó el eximio filósofo Gustavo Bueno en su obra Zapatero y el Pensamiento Alicia. Nos encontramos con un personaje infantil, rayano con lo patológico, capaz de nadar sin mojarse la ropa y con más obsesiones que ideas. Es por ello que a su paso deje un rastro de desilusión como el que cubre a Izaskun. Pobre. Otra víctima más...

martes, 10 de marzo de 2009

WILD WEST

El armario de las ideas está vacío. Los miles de arroyuelos por los que corrían las políticas gestuales y retóricas se han secado. Tierra adusta y baldía. Lo más parecido a uno de esos paisajes yermos y abrasados del Wild West. Para colmo de las desgracias, la difteria ataca con inquina nuestras vías respiratorias, mientras el doctor duerme la siesta. ¿O es acaso presa de una catalepsia inmarcesible? Ni huella. Las culebras y los ratones se cuelan por las hendiduras de la madera reseca y agrietada, acatando la Ley Suprema que obliga a reflotar el instinto de supervivencia. A lo lejos, suena el eco del graznido de los cuervos. ¡Oh, Manes! Las campanas tocan a rebato. Sólo queda, en el mejor de los casos, la Parusía como tabla de salvación.

Asegura la voz popular que es fácil ser valiente en la taberna. Zapatero ha sabido gallear y mostrar sus coloridas plumas negando y renegando la crisis bajo la luz del halógeno central de la cantina, al arrimo y al abrigo de un nutrido corro de borrachuzos y palmeros. Una fiesta de aires ceremoniosos –casi proféticos– en la que todo vale con tal de negar la mayor. Cartomagia, ilusionismo y prestidigitación, para, al fin, ganarse el aplauso del respetable con un espectacular número de escapismo. Y desde entonces.

Esté donde esté, parece haberle caído el cielo con el peso de los montes gallegos. Aunque más bien pareciera haber puesto un pie allende del Cabo Finisterre y encontrarse soportando la zozobra de las aguas de la Costa da Morte. Es que Galicia es así. Desdeñosa, esquiva y traidora, como una mujer insidiosa.

O quizás se encuentre allá por las vascongadas, buscando la manera de darle la mano al mismo Diablo sin que le queme las falanges. ¿Y allí en el vórtice del Poder, el eje neurálgico del Estado Mayor: Madrid? No. Dicen las malas lenguas que comienzan a mirarle por el rabillo del ojo. A su paso resuenan los toques de codo entre los socios nacionalistas. Su caminar se vuelve tórpido y vertiginoso mientras le tienden una alfombra de pétalos de rosas negras. Clara alegoría. CiU se perdería en arrumacos y coqueteos. Guiños, besos sordos, todo vale; pero el corazón tiene razones que la razón desconoce. A Zapatero le escuece sólo el hecho de pensar en desprenderse del dilecto Govern. La genuflexión parece ser moneda de cambio. A nuestro sumo pontífice no le queda otra que dar la cara y bailar con la más fea: la oposición.

Cuentan que Machado dejó mella en Zapatero. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón, que dijera el poeta. Desde entonces, huye y rehúye de su otra mitad para velar por la temperatura media de sus fluidos escarlatas. Las palabras Pacto de Estado caen sobre su famélico cuerpo como una granizada invernal. Que se le hiela. Tiembla, como un animal acorralado, allá donde se esconda.

Mientras, Obama se va de picnic y francachelas con las niñas bonitas de Europa. A Zapatero le pesa el cielo. El aire se le hace denso. A duras penas entra en sus pulmones. Un marasmo físico y mental le hace confundir el apoyar con el follar, declamando con el Presidente ruso Medvedev. A sus amanuenses y conmilitones les vence la galbana. Ya no le vale hinchar el pecho de autosatisfacción. La realidad no lo permite.

Tras prender fuego al avispero, sólo queda correr en busca de un refugio seguro donde comenzar a trabajar en otra dirección; pero, como dijera el filósofo Séneca: “No existe viento favorable para el marinero que no sabe dónde ir”. Jaque a la Reina.

viernes, 20 de febrero de 2009

FEMINISMO PROGRESISTA

Que la espita de los cambios sociales es difícil de abrir, sabido es en casi todo el globo. Cierto es también, pero no por ello compartido, que siempre habrá una miríada sedienta y sediciente de honores y virtudes a la sombra de cada uno de los reclamos de cambio. Que a la Torre de Pisa se le sube la joroba, todos lo sabemos; pero del ver al descubrir hay un abismo. Y peor aún es el ver creyendo descubrir y, en última instancia, apoderarse de los honores del supuesto hallazgo.

Cada vez que aparece en algún medio de comunicación una de esas feministas de pro, con su gesto compungido, el entrecejo fruncido a más no poder, ademanes airados y voz tonante, mientras eleva a categoría de mantra cada una de sus consignas repetidas hasta el hastío, he de suponer que no seré el único mortal –hombre o mujer– que escuche el toque de retreta que llama a la nausea misma. Sí, es el efecto de los efluvios de la melopea de progresismo que, sin comerlo pero sí bebiéndolo, nos vemos obligados a coger cada vez que la televisión nos muestra a una de estas Venus pidiendo su renacimiento ideológico –sin la vieira de Botticelli bajo sus pies, no sea que lo tomen como simbolismo machista–.

Despreciable es la doble moral que enarbolan como desopilantes son sus contradicciones. No obstante, existe un grueso de mujeres que reniegan de la artillería feminista, sin dejar por ello de sostener ciertos principios que, por lógica, debieran instaurarse en la mente de cada ser humano. Una gran muestra de ello es la labor que desempeña la admirable Edurne Uriarte. Abro paréntesis. Confieso sin que me tiemble la voz que, personalmente, me parece de lo más granado dentro de la esfera intelectual y mediática femenina de nuestro país. Una mujer que reivindica día a día el poder de las ideas, patalea contra el ostracismo al que la aboca el nacionalismo vasco, reconoce sin complejos su ambición. Una mujer que se vio acariciada por la mano áspera y trémula del terrorismo cuando los asesinos de ETA quisieron acabar con su vida mediante un atentado con coche bomba en la UPV. Una mujer que ni se muerde la lengua ni titubea con la pluma a la hora de exponer sus ideas y principios tanto políticos –Catedrática en Ciencias Políticas– como sociales y morales. Cierro paréntesis y, por añadidura, lisonja.

Sirva pues lo arriba expuesto sobre Edurne Uriarte como declaración de intenciones. Y es que esta fémina es autora de una de las obras más políticamente incorrectas de nuestro tiempo sin que, por ello, desmerezca el título de obra maestra. Una obra ante la cual escupiría sin reparo Lucía Etxebarría, Espido Freire, Almudena Grandes, Pilar Bardem, Rosa Montero y un largo etcétera de serviles feministas, tan ciegas como dogmáticas ante la nueva moda progresista. Contra el Feminismo. Así, lisa y llanamente. Sin medias tintas. Sin maquillaje. Así se titula la obra con la que abre la veda, merecida, en la cual abate con argumentos demoledores a toda la pléyade de pseudo-intelectuales inoculadas por el virus del feminismo sin ton ni son. Un nuevo ejército llevado a los altares del progresismo al socaire de una búsqueda insaciable por encontrar un Tótem sagrado que venerar. Los indios se conformaban con las cabezas. Los progresistas van más allá: necesitan libar su masa mollar.

Ir del corazón a los asuntos –como diría Hermandez– es lo que hace Uriarte al exponer las distintas causas por las cuales el feminismo como ideología es una aberración, así como un ejemplo de cómo la izquierda, en general, y los progres, en particular, pretenden sembrar el campo de molduras sobre las que dejarnos caer ciegamente, a fin de encontrar distintas corrientes internas por las que arrastrarnos con tal de romper con un presumible orden establecido.

Este feminismo de mercadillo no se conforma con la igualdad de derechos y oportunidades. No. Su arrogancia va más allá. Tampoco buscan una equidad en todos los ámbitos de la vida. Su fin último es el reconocimiento de una supuesta superioridad biológica que las lance a una nueva órbita, mucho más fluida, armoniosa y libre. ¡Újele! En otras palabras: piden lo mismo que desprecian, sólo que a la inversa. Lejos pues de pedir una libertad de acuerdo a unos principios de igualdad, buscan a la desesperada el troquel del vasallaje, ese que convertirá al hombre en un esclavo y un ser abyecto, subordinado a los principios de la hembra. Sed de revancha. Resentimiento puro y duro. Cerrar la herida en falso.

Para ello se topan con todo tipo de ardites y subterfugios con los cuales imponer a machamartillo sus desabridos. Denuncia así Edurne Uriarte en su ya citada obra, cómo esta corriente feminista, gregaria e ignara de las cejas a los calcañares, se ancla a cualquier tipo de teoría científica –sesgada o no– que les baile el agua. Ocurre con las conclusiones de Ashley Montagu, antropólogo y biólogo británico de comienzos del siglo XX, que rompió con valentía algunas de las barreras culturales de la época. Publicó en 1953 The Natural Superiority of Woman, toda una provocación intelectual y formal. Una auténtica Piedra de Rosetta para el feminismo.

Así pues, decía Montagu que la mujer posee un sistema inmunológico más poderoso y un cerebro más pequeño, pero mejor coordinado entre los dos hemisferios que el de los varones. Ello hace que, según el biólogo británico, la mujer sea más perspicaz e intuitiva. No contento, va más allá. La razón última, el eslabón perdido, el músculo cardial se encuentra, nada más y nada menos, en la maternidad. En palabras de Montagu, una sociedad matriarcal sería más benevolente, menos agresiva, más coordinada, más humana. Todo ello por el simple hecho de su maternidad. De esta manera, supone que las mujeres serán las únicas capaces de aportar un nuevo espíritu humanitario, por el melifluo y almibarado amor de la madre hacia sus hijos.

Cierto o no, anteponer una cuestión puramente biológica sobre un plano social, donde presumiblemente ambos sexos debieran moverse en equilibrio y no buscando una supuesta superioridad, carece del más mínimo rigor intelectual y es, ante todo, un destello de zafiedad oportunista. Presume Uriarte así de ser una mujer ambiciosa, que busca el poder, de la influencia lograda a través de las ideas. Denuncia también que las mujeres son tan salvajemente violentas como los hombres. Además, no tiene reparo en reconocer la repugnancia que le produce la paridad, así como las rijosas armas sexuales de las mujeres. “Yo sólo valoro las armas intelectuales”, agrega.

En este orden de cosas, conviene cruzar el río tanteando las piedras y adentrarnos en la selva negra del feminismo y sus consecuencias. Que el debate es obligado, cierto es. Que las diferencias biológicas existen, obvio es también. Pero cuando se juega con esas diferencias de acuerdo a una necesidad de anteponer unos derechos sobre otros, interiorizando sólo las diferencias a convenir y poniendo en la diana la integridad moral y física del despreciado, es un juego peligroso, pues la espada corta en ambas direcciones. Lo vemos con la Ley de Paridad. Una Ley que se toma la licencia de defenestrar a hombres valedores y corona a mujeres con quizás menos capacidades por una simple cuestión de cuota, en lugar de atenerse al mérito. Se huye de una discriminación lejana, para darle la mano a una discriminación positiva, pero que, a efectos prácticos y reales, en discriminación se queda. Vamos más lejos aún. Cuando la Ley interfiere en las relaciones afectivas en caso de que una de las partes comprometidas se vea atropellada por la otra, es sano que la seguridad pública, por añadidura, vele por la seguridad individual de la parte afectada. Igual de sano es que se articulen mecanismos en base a la búsqueda de una profilaxis física. Sin embargo, nos encontramos una Ley –la de Violencia de Género– cargada de buenas intenciones, pero que, en la realidad, está resultando ser demoledora. Defendido es también por Edurne Uriarte, pero más aun por el heresiarca José Díaz Herrera en su obra El varón castrado. Denuncia cómo la Ley misma se basa en la premisa de que el hombre es quien ha generado la violencia doméstica desde tiempos inmemorables. Olvida esta Ley que la situación de las mujeres difiere en forma y esencia a la de antaño. Éstas pueden presumir de libertad y no dependencia respecto al sexo masculino, en tanto que las revoluciones de los anticonceptivos y laboral las dotó de mecanismos de independencia casi total, si no nos atenemos a otra suerte de necesidades, afectivas en este caso.

Nos encontramos con una Ley que destierra socialmente a los hombres a los que se les aplica. Cuenta Díaz Herrera cómo en base a esta Ley, junto a la Ley del Divorcio, todos los bienes son susceptibles de pasar a manos de la mujer en caso de no haber separación de bienes y mientras los hijos sean menores de edad; el hombre es expulsado del hogar sin que por ello deje de pagar las letras si la casa no es propiedad, al igual que la manutención total de los hijos y, llegando más lejos, existe la posibilidad de tener orden expresa de no acercarse a los menores. Así, Caritas puso sobre la mesa un informe en el que, por caso, en Granada, ochocientos de sus mil vagabundos provienen de la aplicación de esta Ley. Una Ley que arruina muchas vidas, pero previene pocas muertes. De hecho, no las previene. Cantos de sirena. Poesía. Maquillaje. Corrección política. Suma y sigue.

Y es que, la erudición de un ser se mide a veces por la ignorancia de los demás. Y resulta que en esta España nuestra son muchos los que están dispuestos a comulgar con las plúmbeas ruedas de molino de lo políticamente correcto sin tan siquiera cuestionarse algunos de sus preceptos. Es la ideología hecha religión. Recordemos que Religión viene de religar, y es precisamente eso lo que hacen los prebostes de la progresía: religar, mezclar todo tipo de dogmas, de residuos ideológicos, de ideas marginales, a fin de crear un nuevo paradigma desde el cual dejar brotar todo un bosque de incoherencias. Eso sí, muy religiosas ellas.