lunes, 23 de noviembre de 2009

SANTO PADRE


En el mundo coexisten más de mil religiones distintas. De hecho, a día de hoy, siguen creciendo como hongos después de la lluvia. O muriendo también. Es el caso del Catolicismo. Cada año, más de seiscientos mil hispanos lo abandonan. La inmensa mayoría de religiones contienen nudos y paralelismos incuestionables entre sí. Verbigracia: el mismo Catolicismo. Mientras reniega del sincretismo religioso, se da la paradoja –bastante común, por otra parte- de que bebe directamente del hontanar sincretista. Desde los cultos isíacos y mitraicos (p. ej. eucaristía), pasando por el hinduismo (p. ej. Trimurti o Santísima Trinidad) y haciendo fonda en el paganismo grecorromano (p. ej. culto a los exvotos). Supersticiones, creencias y cultos que se repiten en el anfractuoso túnel de la Historia. Para muestra, un botón: Osiris y Dionisos eran hijos de Dios iguales al Padre, nacieron de una mujer virgen que al morir ascendió a los cielos y fue venerada, su alumbramiento tuvo lugar el 25 de Diciembre y fue anunciado por la aparición de una estrella, recibieron oro, incienso y mirra cuando estaban en la cuna (las tres sustancias se utilizaban en los ritos heliolátricos) y fueron bautizados por un asceta. ¡Újele! Una tonadilla bastante conocida por estos lugares. ¿Verdad? Sin embargo, los prebostes de la Iglesia nos sirven su producto sobre la patena de lo puro y genuino. Sin conservantes ni colorantes artificiales. Y de cultivo ecológico, cómo no.

Las mismas contradicciones las podemos hallar dormitando bajo la sombra de un árbol dentro del Socialismo. Religión pura y dura donde las haya. Sin embargo, escupen sobre ella con la misma impetuosidad de aquel que ahuyenta tábanos, cuando a efectos prácticos, funciona como la más perfecta y refinada de las religiones. Deslegitimado el Socialismo tras la caída del muro de Berlín, anda libando el pobre néctar de todas aquellas flores marchitas que va encontrando. Desde las energías renovables al feminismo, pasando por los homosexuales. O los radicales. O los okupas. O los grupos marginales. Incluso un movimiento que nace con perspectivas internacionalistas, no duda en casarse –por lo civil, claro- con el nacionalismo. Todo vale con tal de encontrar nuevos asideros. Así, de igual que las religiones de Mitra y Osiris ofrecían la inmortalidad del alma, el catolicismo –culo veo, culo quiero- emulando a todas las creencias del Mediterráneo, no sólo añadió la misma a su panoplia de armas, sino que fue un paso más lejos aún. Completó su engañifa incluyendo en el lote la resurrección de la carne a fin de obtener una clientela vip.

De esta manera, no contentos por tener que convivir con los fantasmas y almas errantes del viejo socialismo momificado, tenemos que soportar la plúmbea carga de ver cómo, de vez en cuando, vuelven al mundo de los vivos viejos Faraones del jaez de Felipe González. Sin ir más lejos, ayer mismo tuvimos que soportar los efluvios de toda la troupe socialista. Felipe, Zapatero, De la Vega, Corbacho, Leire Pajín, los Presidentes de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PSOE, incluso el All-Star Barrionuevo. Este conato de concilio vaticano tuvo lugar en el Palacio de Congresos del Parque Juan Carlos Primero de Madrid, y en él se anunció el nuevo dogma de fe con el que deberán comulgar los feligreses socialistas. Se trata de la Ley de Economía Sostenible. El maestro oficiante, Zapatero, previo baño de vítores y alabanzas, sentenció que no hay que volver a las políticas de 1996, ni de 2000, ni de 2004, sino que hay que hacer las políticas del Siglo XXI. Como si no nos hubiésemos ventilado ya una décima parte del mismo... Palabrería huera. Así, tras dejar la nueva Ley a punto de solfa y mostrarla como una suerte de Bálsamo de Fierabrás, se aventuró a espetar al rebaño las consignas consabidas. Compromiso social, energías renovables, control del sistema financiero y demás canciones de papamoscas. Una feligresía que se deshace en arrumacos y cariñitos con un Sumo Pontífice más que alejado de la realidad, responsable de que el coste del kilovatio hora para las familias españolas haya crecido un 23 por ciento desde 2008 por culpa de la perorata ecológica y renovable. O de esquilmar a las clases medias dejando caer sobre sus cabezas el peso de toda la cúpula celestial a modo de incremento de la fiscalidad. ¡Ay, la religión escarlata!

Es lo que ocurre cuando la fe se antepone a la razón. Todo es literatura. Todo es mito. Todo es sugestión. Y al hatajo de siervos poco le importa el agrio sabor de la mentira, con tal de caer de hinojos en busca de la salvación. Decía Burke que cuando no se cree en Dios se acaba creyendo en cualquier cosa. Pues puestos a sopesar, Alabado sea Dios...

jueves, 19 de noviembre de 2009

DOS TIBIAS Y UNA CALAVERA (II)



La broza siempre será broza. Se podrá esperar, en una borrachera de candidez, que se presten frondosos los brazos del verdal; pero, cuando los vientos de la inocencia arrecian y se pliegan a la realidad, toda ella se muestra tal cual: marcesible.

Imaginar que nuestro maestro Zen y artero profesor del milenario Feng-Shui, Zapatero, iba a ser capaz de soltar las amarras de su furia controlada y contenida a fin de resolver el conflicto del Alakrana como mandan los cánones de la decencia política y moral es, cuando menos, tarea sólo al alcance de los prodigios de la taumaturgia. En un alarde de zorrería rayana con lo carroñero, el pequeño Buda leonés hizo un ejercicio de la más alta felonía. Nada importa que la gumía y el Kaláshnikov se impusieran a la Ley y el castigo. Tras llenar la faltriquera de los piratas con cuatro milloncejos, se permitió ese baño de flashes que tanto gusta al conspicuo monclovita para que, en un conato de Parusía televisiva, su noble y altruista gestión quedase inmortalizada como una de las mayores gestas acometidas por un Gobierno. Y a otra cosa...

...Pero resulta que el tonto da y el sabio recibe. Lejos de haber demostrado ser un hábil administrador allá por las quimbambas, tanto aquí como en la última chabola de Haradhere, la imagen proyectada es la de un pobre corderito mueso incapaz de dar un balido más alto que otro. Y nada peor que regar los campos de la pobreza con una lluvia de billetes fruto de la delincuencia. A resultas de ésta, los jóvenes corsarios, crecidos y henchidos de heroicidad, dormirán el sueño de los justos durante un tiempo para, renovadas las fuerzas y quemado el peculio, llamar a filas nuevamente a todas las hormigas asesinas. Quién sabe si la próxima película será protagonizada por cien piratas con algo más que armas. Y es que hay algo aún más peligroso: la técnica.

Así, el hecho de que el Gobierno se ofrezca a entrenar a militares somalíes cuando carecen de la más mínima sombra de legalidad, no impide pensar que las mafias piratas terminen buscando mercenarios en el propio Ejército somalí. Cosas del buenismo escarlata. Primero se llena el cofre de los criminales para su posterior rearme y, por tanto, ampliación de objetivos. Después, se les da alas al refinamiento técnico. Lo que en una empresa sería una suerte de ampliación de capital y marcar nuevas metas, Zapatero traslada esa depurada visión empresarial no a la economía nacional, sino al mundo del hampa. Es lo que ocurre cuando se halla más influido por el I Ching que por Friedman.

Del Playa de Bakio al Alakrana. Dos triunfos del crimen frente al Estado de Derecho; pero, ante todo, dos traiciones y dos mentiras. Reza el proverbio que se puede engañar a uno una vez, pero no a todo el mundo siempre. Nuestro Siddharta, imbuido por el aquí y ahora y demás paparruchadas tibias del orientalismo ramplón, piensa que el no actuar es la mejor acción -Y la mentira piadosa una obligación-. Olvida que un apaciguador es quien alimenta al cocodrilo esperando a que le coma el último...

lunes, 16 de noviembre de 2009

DOS TIBIAS Y UNA CALAVERA


En 1993, intervinieron por fin los Estados Unidos en el conflicto de Somalia. Una guerra encostrada entre distintos clanes étnicos y grupos políticos cuyo fin parecía cada vez más difuso. Entre matanza y matanza, se abría la puerta a la islamización del cuerno de África y una nueva oportunidad para humillar al enemigo –infiel en la jerigonza fanática–, una vez los occidentales pusieran sus pies en tierra sagrada. De ahí que, al tiempo, tras el famoso derribo de un helicóptero Black Hawk del ejército de los Estados Unidos por parte de las milicias islámicas y la posterior espantada de las tropas norteamericanas tras el suceso, declamara Bin Laden con ese donaire de hombre resuelto: «Les matamos a 19 y se retira un ejército entero».

Poco después, Bin Laden y su Estado Mayor se mudaron a Sudán, colmena de campos de entrenamiento de futuros muyahidines, tal como Níger o Chad, a fin de mover los hilos de la Yihad allende al Mar Rojo. La islamización se cocía a fuego lento. Y de aquellos polvos, la yesca de estos lodos.

Haradhere es la capital de la piratería, con poco más de 6.000 habitantes. El único servicio público que tienen son las mezquitas. Por no tener, no tienen ni las clásicas madrassas, puesto que aquéllos que pretenden la iniciación de sus hijos por los laberintos del Corán recurren a las mismas mezquitas como centros de adoctrinamiento.

Años atrás, distintos movimientos islámicos consiguieron expulsar a los milicianos –hasta entonces apadrinados por los Estados Unidos– apoderándose de los puestos de control de la zona. Tras triturar a los enemigos como las muelas de molino trituran el grano, los grupos fundamentalistas con mando en plaza implementaron los secuestros, más allá de lo que hasta entonces se permitía ese conato de hermandad de bucaneros que desde 1998 operaba en la costa a fin de garantizar una supuesta seguridad más que ficticia y etérea.

Desde entonces, tal y como demuestra CRÓNICA –que se adentró durante días en el mismo Haradhere, desde donde se puede columbrar los 13 buques secuestrados, entre ellos el Alakrana– los piratas viven muellemente a cuerpo de Rey. De Rey somalí, claro está. Tres esposas, electricidad, teléfonos móviles y lo más importante: dinero contante y sonante. Ese que, sólo con el campanilleo que produce en los bolsillos al caminar, cubre con un halo de grandeza a esos jóvenes piratas ávidos de gloria. Son héroes en casa.

Lo nefario de sus vidas, lejos de despertar auténticos odios africanos –nunca mejor dicho–, eleva la rijosidad de las jóvenes de la ciudad, quienes buscan arrimarse al abrigo de ese fuego que da el poder. Nada les importa ser la cuarta esposa, siempre que así puedan echar el ancla en la tierra firme de lo seguro. Y en la socaliña de la piratería encuentran más que refugio.

Para estos corsarios de chichinabo, sin grandes medios ni tan siquiera dotados de una capacidad militar lo suficientemente refinada, su principal carta a jugar descansa sobre el hecho de no tener nada que perder. Pobres arrapiezos con ínfulas de Barbarroja pero en versión ébano vivo, dispuestos a lanzarse a la carótida de cualquier buque sobre el que puedan clavar los colmillos del chantaje de la más baja ralea. He ahí su médula neurálgica. Pero ocurre que quien busca el peligro en él perece. Siempre que éste, claro está, no sea un peligro de algodones, lanar, lenificado. Y eso es lo que ocurre cuando lo concreto de las aguas, pasa a lo abstracto de los despachos ministeriales.

Ángel Tafalla Balduz es almirante retirado, ex 2º jefe del Estado Mayor de la Armada y del Mando Marítimo OTAN de Europa de Sur y hoy, desde su retiro del mundo militar, rompe con ese silencio pastoso y denso que sella las bocas de aquellos que se pliegan a las directrices del cuerpo político. Lo hace en la Tribuna Libre de la edición de hoy del diario El Mundo. Desde ahí, analiza de qué manera las fragatas Méndez Núñez y Canarias –con tres helicópteros modernos y sus destacamentos embarcados de Infantería de Marina– son más que suficientes no sólo para resolver un conflicto como el del Alakrana, sino también el de la piratería en el Indico. ¿El problema? La falta de voluntad política. Con unos gobiernos asépticos en materia militar, cuestiones de este pelaje pueden llegar a enquistarse como está ocurriendo con el caso del Alakrana, en el que la única solución pasa –además de mentir a la opinión pública– por darle con la uña a la Constitución a fin de orientar el problema hasta la orilla que más convenga. Todo vale, incluso endosarle al pequeño Willy abogados de la talla de Díaz Aparicio, quien se encargó de la extradición de uno de los miembros de los GAL –Jean Philippe Labade– de igual que busca ahora la extradición del pirata.

Así, Ángel Tafalla resume la situación con una sencilla expresión matemática: «Lo que pudiéramos denominar eficacia militar (Em) es, en su forma más simplificada, el producto de una capacidad militar (Cm) por una voluntad política (Vp). En nuestro caso, Cm sería 9 y nuestra Vp 2. Por el contrario, el enemigo tendría Cm 1 y Vp 9»

Ocurre que, como dijera Pascal, quien pretende comportarse como un ángel termina dándole alas al diablo. Salir del Dédalo de la piratería no pasa por la Alianza de las Civilizaciones ni por la palabrería huera de Zapatero. Ni mucho menos por endilgarle a Occidente el peso de la culpa de todos los males. El fin de la piratería en Somalia no es más que el de la recaudación, y no la protección de sus recursos pesqueros como opina algún papahuevos de pandereta del jaez de Willy Toledo, quien espetó que los piratas somos nosotros y no los somalíes. Básicamente, porque en Somalia lo más lejano que existe de la realidad es la garantía de un Mercado propio. Usura y latrocinio generalizado. Y mercadeo a lo sumo, en su sentido más clásico.

Cuando los caudillos del Islam se levantan en armas buscando cualquier razón que justifique sus odios al tiempo que se toman la licencia de asaetarnos, lo menos apropiado es sacar a flote el don de flema de Zapatero y compañía. Y es que verdes las han segado. Si se alimenta el vicio de la piratería con más facilidades para la misma, será tanto como darle las llaves del gallinero al zorro. Y en esto, el Ejecutivo de Zapatero es más que experto. Nuestro ayatolá del relativismo más fachendoso y ramplón es capaz de nadar una y otra vez sin mojarse la ropa en un piélago de desmanes y corruptelas. Un líder político sin la brújula del bien y el mal, siempre tenderá a hundir los pies en cualquier barrizal y salir airoso con cuatro palabras mágicas plagadas de ambigüedades. Así las cosas, Dios nos salve de los salvadores.

Mientras, en tierra firme, allá por Haradhere, las jóvenes Vestales de atezada piel seguirán implorando a Alá por la seguridad de sus pequeños corsarios, mientras dan las gracias en las noches de duermevela por haberles regalado el mapa del tesoro. Con Zapatero al mando de nuestro Santísima Trinidad particular, todo será coser y cantar. Al menos, mientras se desoigan voces como las de Tafalla.

sábado, 14 de noviembre de 2009

HETAIRAS

En España, el más tonto hace relojes. Visto. El canalla es un héroe y el héroe un canalla. Eso es lo que ha dejado de manifiesto la pelagatos del momento. Capaz de saltar las bardas del corral en busca del huevo de oro sin despeinarse siquiera y prostituyendo lo que a efectos humanos y jurídicos es una historia de maltrato, Violeta Santander se ha pasado por el Arco del Triunfo los más elementales principios morales y, ante todo, al medio centenar de mujeres que, a diferencia de ella, perdieron la vida en lo que va de año a manos de su pareja por no cruzarse con una sombra de Superman. Todo vale por un baño en oropeles para esta aprendiz de hetaira –o mujer pública, como otrora reconociera la RAE a las putas–. Y es que pública ha sido su desgracia personal a costa de pasear sus encantos por los gallineros de televisión, mientras su sayón, Antonio Puerta, era elevado a rango de Santo. Y como el mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio, Jesús Neira completa el reparto de lo que puede ser la película del año.

Después de querer hacer la tortilla sin romper los huevos y sí batiendo sus contradicciones, suenan a música celestial las diligencias abiertas por la Fiscalía a Violeta Santander por incurrir en falso testimonio. Y si en una sentencia muy a la americana y, por tanto, ejemplar, se le retirara céntimo a céntimo el montante acumulado por sus múltiples vueltas al ruedo con las orejas y el rabo de Jesús Neira en la mano –metafóricamente hablando, claro–, la cuadratura del círculo se vería resuelta.

Importando más el peso de su faltriquera que el de su dignidad, no tuvo reparo alguno en bramar ante el juez que no fue víctima de una agresión por parte de su “chulo” y que Jesús Neira no lo defendió de nada –hazte miel y te comerán las moscas–. Pero resulta que, a veces, atendiendo al redundante principio elemental de que justicia es lo que es de justicia, los jueces dignifican la verdad y castigan la mentira. El trallazo en la boca de Cobra –venenosa– implementado por la Fiscalía a Violeta Santander demuestra que a menudo la justicia repara o castiga según soplen los vientos de la verdad.

Leía en un artículo de Alfonso Ussía referido a la etarra Idoia López Riaño unos tercetos de Juan Pérez Creus que decían: «Llamarte fresca, pobre sonaría;/ decirte zorra, no daría tu talla,/ pues por puta te tienen las personas./ Y llamarte putísima, sería/ como decirle cerro al Himalaya/ como llamarle arroyo al Amazonas».

Bien vale el símbolo...

lunes, 9 de noviembre de 2009

VEINTE AÑOS DESPUÉS...

El 9 de Noviembre de 1989 marcó el fin del Siglo XX. Caía el plúmbeo Telón de acero. Se cuenta que aquellos que se atrevieron a atravesar la nueva brecha abierta eran recibidos con plátanos, café y chocolate. Para todos ellos acababa de dar a luz una nueva criatura hasta entonces larvada y encorsetada: la libertad.

Más allá de las nuevas posibilidades abiertas, desde el normal abastecimiento de víveres a la libertad para elegir entre miles de colores de jerséis, en el plano ideológico ocurría algo vital: el Comunismo quedaba deslegitimado. Viciado y prostituido, no pasó la prueba del pañuelo.

Quedaba atrás un rastro de miseria, hambre, grilletes, muerte, yugos y un Poder ciclópeo que todo lo podía. Desde Lenin a Stalin, pasando por Ceacescu. Del Palacio de Invierno al de Snagov. Un gigantesco cenotafio se erigía a aquello que no fue más que pura delincuencia institucionalizada. Un hampa con todas las de la Ley. El lobo de Hobbes entre carnaza.

Desde entonces, las democracias liberales navegan por las turbias aguas de la Historia con el velamen grávido. Lo que era una chalupa, va tomando hechuras de trirreme. No obstante, entre cabotaje y cabotaje, los piratas acechan como hienas al más mínimo despiste.

Ayer mismo, con la hoz y el martillo goteando aún la sangre caliente de más de cien millones de obreros asesinados por sus propios próceres, quinientos cincuenta corderitos, presas todos ellos de una suerte de ataxia incurable, balitaban de placer ante las palabras que pronunció el líder del PCE Francisco Frutos en su Congreso, quien dijo que no tienen que avergonzarse ni pedir perdón. Siendo el perdón y la culpa algo muy cristiano, y la vergüenza algo tan atípico entre los comunistas, es de natura que semejante sentencia suene incluso a provocación intelectualoide entre el guirigay comunista. Pero mirándolo a luz de la razón, estos hechos, tan atávicos, tan sepia, tan atapuercuense, encajan más bien con la descripción dada hoy por Pedro J. –no sin cierta maldad británica– para quien lo de ayer recuerda a esos soldados perdidos de las islas del Pacífico que no sabían que la II Guerra Mundial había terminado y seguían fusil en ristre.

Parece ser que la sangre derramada al socaire de ese himno de la Internacional que ayer mugían los comunistas en su Congreso particular no es digna de rectificación. Cosas de la lucha de clases: hasta los fluidos corporales tienen sus distintas categorías. ¿O no será, siendo algo más benevolente con ellos, que desconocen su propia historia? Lejos de consignas de conchabanzas repetidas hasta la nausea, los datos históricos no avalan desde luego esa postura tan petulante y soberbia. El manido cuento de romper con un Régimen autoritario para implementar otro donde la igualdad y la libertad en flor se hagan inmarchitables no se aguanta ni con pinzas. Si nos atenemos a que sólo la checa de Madrid se encargó de dar santa sepultura a doce mil almas, mientras el zarismo acabó con seis mil en todo un siglo, la iniquidad de sus argumentos roza lo enfermizo. Si la libertad consiste en ungirse como bueyes bajo el yugo del autoritarismo, vale. Si no, lo abominable empaña a cada uno de estos comunistas de nuevo cuño que tan bien recorren los caminos de la mentira. Sabiéndose hiperlegitimados por sobreponer el efecto frente a la causa, y siempre dispuestos a agarrarse a cualquier engañifa que les salve el trasero –la clásica transposición de Goebbels– el ensalmo surte efecto. Incluso tiene cierto magnetismo. Tener respuestas para todo es el asidero perfecto para todo aquel que se tambalee durante el camino.

Lejos de la prestidigitación comunista, se camufla entre el medio lo esencial: ¿Qué es ser comunista hoy?, como se pregunta en su edición de hoy el diario El País, y a lo que responde Arcadi Espada lacónicamente: Un delito. Puede ser...

viernes, 6 de noviembre de 2009

EL MUNDO AL REVÉS


Se cuenta de Carmela Combre, madre del primer piloto de aviación de Perú, que momentos antes de tomar éste el mando de su avión, le aconsejó ella: Hijo, vuela bajo y despacito. Nadie le avisó a esa seráfica madre que por las autopistas del cielo lo canónico es más bien lo contrario: alto y rápido. ¡Peina el Sol a toda brida!, debería haberle imperado en ese caso la buena mujer. No obstante, si Carmelita clavara su mirada por estos lugares, se toparía con que no sólo ella hizo un ejercicio del más fino malabarismo al poner el mundo al revés. Nada más lejos. Cuántos aviones acarician nuestras cabezas a diario...

Lo hemos visto esta misma semana con el indómito palafrenero de Gallardón. Manolito Cobo temiendo por la seguridad de su familia en vistas a que, al parecer, la supuesta gestapillo de Doña Cleopatra andaría entre las sombras espada en ristre. Pero, evidentemente, los juegos de rol no casan con la vida real. De ahí que Nerea Alzola, siempre tan mordaz, tan puntera, le aconsejara al malandrín Cobo visitar Elorrio y otros pueblos del País Vasco para sentir de cerca el miedo real. Así las cosas, zumban los oídos como diez jabardillos de abejas escuchar al Soviet de Génova equiparar a Cobo, quien calificaba de vomitiva la actuación de Aguirre, con la propia Presidenta de la Comunidad de Madrid. Víctima y verdugo compartiendo celda.

De la misma guisa nos viene la baladronada de Cospedal y Arenas implorando respeto por parte de Esperanza Aguirre al no personarse en el Comité Ejecutivo del PP, mientras semanas anteriores se cosían las bocas ante la ausencia de Camps. Lo importante es poner a Aguirre como siervo de la gleba. Para ello cabe incluso olvidar que ella sí sabe lo que es una mayoría absoluta, frente a la Segundísima Cospedal o el menestral Arenas, ilustre alfarero de las mil y una derrotas. Bien se entienden, pues ya se sabe que entre bueyes no hay cornadas.

Y otra de piratas. La que nos sirven con la reforma de la Ley Beckham. Mientras vemos cómo deportistas británicos comienzan a tomar el tren tras la subida fiscal del 40% al 50% que implementó Gordon Brown en el tipo máximo sobre la renta, nos disponemos aquí en España, siempre bajo la férula de comunistas y sindicalistas, a subirles un 20%. Mayor regulación y subidas de impuestos, la fórmula mágica para que empresarios y trabajadores huyan de nuestro país. Mientras, la lechigada de políticos no tributa el 75% de sus ingresos, añadiéndole a su panoplia de privilegios dietas, viajes, francachelas...

Y entre tanto gorigori, cómo no iban a andar cacerola y almirez en mano los sedicentes artistas. Firman esta vez un manifiesto bajo el título Otra política y otros valores para salir de la crisis. ¿Se imaginan un manifiesto de artistas sobre la física nuclear o sobre la química estructural?, se preguntaba en su artículo Juan Ramón Rallo. La negativa a dicha pregunta se sustenta en la más diáfana de las evidencias: harían un ridículo de mojiganga. Sin embargo, nuestros artistas egregios gozan de buena salud e incluso credibilidad. Lo que debiera ser desternillante se toma incluso con aplomo. Entre los habituales abajo firmantes se encuentran muchos de los titulares de siempre. Pilar Bardem, Almudena Grandes, Eva Hache… Se ve que la eximia Bardem respira tranquila tras tener su propia calle en Sevilla y asegurarse de que este país es un cortijo de zotes que no saben apreciar el buen arte, pues, según los guarismos, su última película ‘’La vida en rojo’’, vendió 1.151 entradas (Con humildad: que entran más personas en mi blog que en las salas de cine para ver la película). De ahí que tenga que buscarse los frijoles queriendo hacer caja incluso en los hospitales haciendo las veces de una suerte de Segunda Agencia Tributaria cobrándoles el peaje televisivo a los enfermos. Entre las muchas consignas de chichinabo que pregonan en su manifiesto, destaca la de que nos encontramos inmersos en una grave crisis de valores. ¡Quia! No podemos estar más de acuerdo con ellos. Y es que es deleznable que en estos tiempos que mal corren se valoren y tengan tanto tonelaje político los sindicatos obreros. Mientras su existencia se limita a parasitar el bolsillo del contribuyente dado que reciben el oxígeno del Presupuesto del Estado y no de las cuotas de afiliados, se toman la licencia de embestir a matacaballo contra todo aquel que quiera poner un mínimo de decencia sobre la mesa. Y es que, tanto C.C.O.O. como UGT –también adheridos al manifiesto- mugen como castrados en cuanto se les habla de una reforma laboral. Para ellos, la resolución de la actual crisis pasa por reducir la jornada laboral y no abaratar el despido bajo ningún concepto. No hay peor ciego que aquel que se barrena sus propios ojos. Y es que nuestros eximios sindicalistas parecen no querer ver el fracaso que tuvo en la vecina Francia la aplicación de las dichosas 35 horas semanales. Según el ínclito Cándido Méndez, más cerca de Hugo Chavez que de Hayek desde luego, las empresas tendrían que demandar más trabajadores de esta manera y…¡crisis resuelta! ¡Albricias!. Entra tanta octavilla y panfleto anticapitalista olvida que el viento propone y la vela dispone. Las buenas intenciones quedan en agua de borrajas si no van acompañadas de acciones inteligentes. Desconoce lo más elemental del Manual de Economía Nivel Básico: El trabajador, al igual que la electricidad, las materias primas y demás, es un bien de producción más; y si éste se encarece, la solución para el empresario pasará por utilizarlo menos buscando alternativas. Y es que no quiere entender Don Cándido –que de candidez va a raudales- que reducir la jornada laboral cobrando el mismo salario implica incrementar ese mismo coste, dado que si trabajando menos se cobra igual, el factor productivo del trabajador se ve encarecido. La misma venda se pondrán los sindicatos para no casar con la evidencia palmaria de que poner trabas al despido es tanto como poner trabas a la contratación. Lisa y llanamente.

Nunca ha sido tan necesaria como ahora la figura de un Keith Joseph en nuestro país. El Ministro de las ideas de Margaret Thatcher, como chacotera y amistosamente se le conocía, se metió de lleno en una cruzada personal contra los sindicatos asaetándolos con la fuerza de las ideas hasta el punto de llegar a convencer a la opinión pública de la mezquindad de estos organismos depredadores. Quizás así nos ahorraríamos la plúmbea digestión que nos supone tener que escuchar de vez en cuanto a personajes del jaez de Willy Toledo, siempre experto en sacar el paraguas cuando el Sol más alumbra. Capaz de lucir con fruición una camiseta del genocida Ho Chi Minh mientras desmocha en la entrega de los Goya a José María Aznar por involucrarnos en una Guerra de Irak -en la que ni cortamos ni pinchamos- con ese donaire de hombre resuelto, casi de oráculo chino. Quítate de ahí que me tiznas, le dijo la sartén al cazo… O capaz de cuadrar el círculo diciendo que la España de Zapatero es neoliberal y ultracapitalista (¡!) –Y Reagan fue el primer comunista-. También lo será pues el Banco Mundial, según se sustrae de su último Informe Doing Business que anualmente elabora para medir la facilidad para hacer negocios en un total de 183 países. El sinsorgo Willy desconoce que la España neoliberal ocupa el puesto 146 en el ranking de Facilidad para abrir una empresa, siendo más fácil abrir un negocio en Zimbawe o en Honduras (145 y 144 respectivamente); o que contamos con uno de los sistemas laborales más rígidos del planeta, ocupando el puesto 157, teniendo por detrás a Mozambique, por citar un ejemplo. Si tener un nivel tercermundista en cuanto a posibilidades de negocio y facilidades en contratación es la bandera del liberalismo, que más bien predica lo contrario, intelectuales de la talla de Willy Toledo más bien parecen haberse dejado por el camino las nociones culturales más elementales. Ah, por cierto, la presión fiscal total sobre las empresas deglute hasta el 57% de los beneficios -¡Malditos lobos capitalistas!-. De esta manera, estamos por detrás de… ¡Madagascar! ¿Pero no defendía el liberalismo la reducción del papel del Estado? Así las cosas, si en lugar de poner como chupa de dómine a toda una doctrina que él mismo desprecia se limitara a conocer algo más de la situación real de las cosas, quizá nos privaría de buenos momentos de humor como los que disfrutamos cada vez que abre la boca, pero por ajustar cuentas con su propia conciencia no estarían de más unos sorbos de conocimiento, a fin de no ser otro pobre avión que vuela muy, pero que muy bajo.